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jueves, 11 de febrero de 2016

Rusia plantea introducir el impuesto en los refrescos y bebidas azucaradas

Refrescos azucarados en Rusia

Cada vez más países barajan la idea de introducir un impuesto en los refrescos, ahora sabemos que el Gobierno de Rusia propone implantar esta medida y además introducir un impuesto sobre el aceite de palma, un tipo de aceite vegetal clasificado como el segundo de mayor volumen de producción en el mundo y también el segundo más consumido en el país. Este aceite que se obtiene de la fruta de la palma, está asociado a diversos problemas de salud, ambientales y sociales, es empleado en la elaboración de platos preparados, margarinas, productos de confitería, sopas y salsas, etc.

Rusia plantea introducir el impuesto en los refrescos y bebidas azucaradas considerando que son perjudiciales y deben enmarcarse en la categoría de productos nocivos, estos se suman a otros como las patatas fritas, los alimentos ricos en grasas trans o los cigarrillos electrónicos, entre otros. Parece que en Rusia se ha desatado la euforia de implantar impuestos a diestro y siniestro, el Gobierno comenta que la finalidad es mejorar la salud de la población, aunque desde el Gobierno también se indica que con estas medidas se pretende incrementar la afluencia de dinero a las arcas del Estado.

El primer impuesto de la lista es para el aceite de palma, se plantea un gravamen de unos 175 euros por tonelada y su entrada en vigor el próximo mes de junio. Sobre el impuesto en bebidas y refrescos azucarados no se ha dado fecha, pero es de suponer que también entrará en vigor este año. El Gobierno ruso argumenta que esta medida es una de las que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud) como una de las más efectivas para luchar contra el consumo excesivo de azúcar y así reducir la incidencia de las enfermedades asociadas. Recordemos que recientemente la OMS dio a conocer un informe sobre la obesidad infantil en el que destacaba que 41 millones de niños menores de cinco años sufren sobrepeso u obesidad, apuntando que una medida para reducir esta elevada tasa era implantar un impuesto en las bebidas azucaradas. La OMS aseguraba que existían pruebas sólidas de que esta medida, junto a otras, podrían hacer frente a la obesidad infantil.

El pasado mes de enero, en este artículo del periódico digital ruso Lenta, se explicaba que alrededor de un 60% de las mujeres y un 50% de los hombres mayores de 30 años del país sufrían sobrepeso, y un 26% obesidad, lo que proporciona una visión sobre el alto índice de sobrepeso y obesidad de la población. El Ministerio de Salud y diversos nutricionistas argumentaron que estas cifras se deben a la reducción del ejercicio físico, el aumento de la ingesta calórica y las conductas sedentarias. Ya el año pasado se planteó la introducción de impuestos en los snacks y en los refrescos azucarados para intentar poner freno al aumento de la obesidad, y otros expertos querían ir más allá e imponer impuestos en prácticamente todos aquellos alimentos que tuvieran excesos de grasas y calorías vacías.

El caso es que Rusia se ha propuesto combatir el sobrepeso y la obesidad a golpe de impuestos, como decíamos al principio, el objetivo es mejorar la salud de los ciudadanos del país, pero también incrementar los ingresos en las arcas del Estado, así lo comunicaba el Ministro de Hacienda. No se habla de invertir el dinero recaudado en educación nutricional, subvenciones para los alimentos saludables… total que parece ser que el Gobierno debe necesitar dinero y ha visto un filón en los impuestos. Evidentemente, y como leemos aquí, la industria alimentaria del país se opone a la medida y advierte que quien pagará las consecuencias son los consumidores, ya que el incremento del coste por los impuestos se trasladada a los ciudadanos. No tardaremos en conocer nuevas noticias, seguro que el Presidente Vladimir Putin contestará a la industria de forma contundente.

Hablando del aceite de palma, desde enero a septiembre del año pasado el país importó 614.000 toneladas, lo que supondría un ingreso en impuestos de algo más de 107 millones de euros. Sería interesante contar con los datos de consumo de refrescos, bollería, snacks y otros productos sobre los que se podrían aplicar tasas, podríamos hacernos una idea del volumen total de ingresos adicionales que el Gobierno obtendría. No estamos en contra de los impuestos siempre y cuando estos se inviertan en mejoras como las antes citadas, reducir el precio de los alimentos saludables, implantar una asignatura de educación nutricional, etc. Los impuestos de este tipo en Rusia son un caso descarado para recaudar dinero, mucho hablar de esta recomendación realizada por la OMS, pero se obvian el resto de recomendaciones, no interesan porque sería necesario invertir dinero.

Foto | Vwb5

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