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martes, 11 de septiembre de 2018

Cambiar la dieta mejora la salud y ahorra agua

Relación entre la huella hídrica y los alimentos de la dieta

Según los resultados de una investigación realizada por expertos del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, servicio científico de la CE que contribuye en la elaboración de las políticas comunitarias en materia de asesoramiento científico independiente y basado en datos contrastados, cambiar la dieta mejora la salud y ahorra agua, un recurso que año tras año es más limitado.

Según los resultados, un cambio hacia una dieta saludable podría contribuir en la reducción del agua que se necesita para producir los alimentos un 11% y un 35% en dietas saludables que contengan carne, entre un 33% y un 55% en dietas pescetarianas, similar a la vegetariana pero que incluye pescados y mariscos, y entre un 35% y un 55% en el caso de seguir una dieta vegetariana. Para llegar a estas conclusiones, los expertos analizaron y compararon los tres patrones de dieta mencionados, que estaban definidos por las directrices dietéticas nacionales con los datos disponibles de más de 43 mil zonas geográficas de Francia, Reino Unido y Alemania.

La comparativa mostró que comer de forma más saludable reducía significativamente la huella hídrica en todas las zonas geográficas analizadas, recordemos que la huella hídrica es un indicador del uso de agua dulce que permite medir el volumen total de agua que se usa para producir bienes y servicios. Pero lo cierto es que la huella hídrica es bastante compleja en el sector de la alimentación, siendo necesario que se realice un análisis exhaustivo de todos los eslabones de la cadena de suministros a fin de ahorrar el máximo posible de agua. Según los expertos el estudio, muestra la huella hídrica más detallada en relación al consumo de alimentos a nivel nacional jamás realizada, ha tenido en cuenta los factores socioeconómicos del consumo de alimentos, para las dietas existentes y las recomendadas.

Según los resultados, se demuestra que el comportamiento individual del consumo de alimentos y las huellas hídricas relacionadas dependen de factores como el género, la edad o el nivel educacional, esta conclusión es fruto de las correlaciones encontradas entre estos factores y la huella hídrica asociada a alimentos específicos y su impacto en la huella hídrica general. En la investigación se citan ejemplos como la huella hídrica del consumo de leche en Francia y cómo se reduce con la edad en todas las zonas geográficas del país que han sido analizadas. Otro ejemplo es la relación entre la huella hídrica del consumo de vino y el porcentaje de la población de cada área con un alto nivel de educación en Londres (Reino Unido).

Reducir el gasto de agua cambiando el tipo de dieta

Aunque se comenta que se trata de un estudio preciso y detallado, quizá hubiera sido interesante introducir otra variable, la ‘teoría del agua virtual o también denominada ‘teoría del agua oculta‘, es decir, el gasto de agua en las diferentes etapas de la cadena de producción, la fabricación, producción de alimentos, transporte y todo aquello en lo que pueda estar implicado el preciado elemento. En este caso se tiene en cuenta todo lo que pueda estar relacionado con el gasto o reducción del almacenamiento de agua, por ejemplo, la evaporación que se produce durante el riego para la producción de los alimentos.

En la investigación, los expertos utilizaron los datos de encuestas nacionales sobre las dietas que se siguen en los tres países mencionados para poder evaluar las diferencias en el consumo de alimentos entre las distintas regiones, así como sus factores socioeconómicos. En los escenarios de las distintas dietas analizadas que se basan en las pautas dietéticas nacionales, se tuvieron en cuenta las necesidades totales diarias de energía y proteínas, así como las cantidades máximas diarias de grasas en base a las recomendaciones según género y edad.

Entre las conclusiones obtenidas se destaca que los productos de origen animal, y especialmente la carne, tienen una enorme carga hídrica, claro, que esto ya se sabe desde hace tiempo, recordemos esta investigación de la Universidad de Aalto (Finlandia), en la que se concluía que el cambio hacia una dieta vegetariana permitiría garantizar el suministro de alimentos para 1.800.000 millones de personas, sin que se tuviera que aumentar el uso de los recursos hídricos. Los expertos concluyeron que si se limitase el consumo de alimentos de origen vegetal, se aliviaría significativamente la falta de agua dulce en el mundo.

Gasto de agua en la producción de alimentos de origen animal

Como ya comentábamos aquí, la disponibilidad de agua es y será un problema creciente en los próximos años, se calcula que se necesitan unos 15.000 litros de agua para producir un kilo de carne de vacuno, frente a los 2.500 litros de agua que son necesarios para producir un kilo de arroz, esto obliga a replantearse cambios en la producción alimentaria, en la dieta y en la gestión de recursos disponibles. Según la investigación del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, la dieta europea media se caracteriza por un consumo excesivo de productos de origen animal, un cambio hacia una dieta más saludable basada en alimentos vegetales, permitirá reducir el consumo de grasas, carne, azúcares y grasas animales, lo que se traduce en una mejora para la salud y el medio ambiente.

Los investigadores comentan que al reducir la huella hídrica nacional a los límites más bajos posibles, se proporciona una herramienta útil para quienes formulan las políticas agrícolas, alimentarias, etc. Esta metodología también se podría aplicar en la evaluación de otras huellas, como la energética, la de carbono o la del uso de tierra en relación al consumo alimentario. Pero ¿algún gobierno tendrá en cuenta el estudio y sus resultados? Decimos esto porque los resultados de estudios similares que relacionan la dieta con la huella hídrica no han sido considerados, por lo que es probable que tampoco sea considerado este.

Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página oficial del centro Común de Investigación, y en este otro publicado en la revista científica Nature Sustainability.

Foto 1 | Makeitkenya

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