Hace muchos años que dejamos de comer las típicas pizzas Cuatro quesos, Cuatro estaciones, Funghi, Napolitana, Pepperoni… al menos cuando la pizza la hacemos en casa, aunque también hemos hecho las tradicionales en muchas ocasiones. Pero últimamente hacemos pizza con lo que más nos apetece de lo que tenemos en la nevera, porque ¿qué no le queda bien a una buena masa de pizza?. De acuerdo que al jamón serrano recurrimos, quizá, demasiado, pero es que nos encanta, tanto cuando se sirve crudo como cuando queda un poco cocinado y casi crujiente, como en el caso de la pizza cuya receta vamos a compartir con vosotros.
En las fotos podéis ver Pizza con ricota, jamón y pesto de cebollino, el pesto de cebollino vegano que hace unos días publicamos en el blog. Ojo, que la pizza no es vegana, ni siquiera vegetariana, pero eso no quita que podamos utilizar un condimento que sí lo sea. Dicho sea de paso, también podéis hacer el pesto de cebollino con queso parmesano en lugar de hacerlo con levadura nutricional. Y poco más que decir, os dejamos con la receta de la pizza con ricota y jamón, en la foto podéis ver la versión de la pizza sin tomate de base, pero podéis añadirlo si os gusta más, en casa se dan los dos casos…
Ingredientes (4 comensales)
- 4 porciones de masa de pizza (ver la receta de masa de pizza crujiente)
- c/n de tomate frito casero (opcional)
- 1 cebolla blanca pequeña
- 200 gramos aprox. de mozzarella rallada
- 200 gramos aprox. de ricota
- 8-10 lonchas de jamón serrano
- un puñado de rúcula
- unas lascas de queso parmesano
- c/n de pesto de cebollino
- aceite de oliva virgen extra.
Elaboración
Extiende la masa de pizza (lo mismo para todas las pizzas si las haces iguales) en la mesa de trabajo ligeramente enharinada, y enharinando también el rodillo para que no se pegue. En primer lugar extiende la salsa de tomate si la utilizas, vertiéndola en el centro de la masa y extendiéndola haciendo círculos con el dorso de una cuchara sopera, hacia afuera. Si no le pones tomate, puedes añadir un hilo de aceite de oliva virgen extra.
A continuación reparte la cebolla cortada en aros finos, seguidamente reparte el queso ricota desmigado y la mozzarella rallada. Sobre los quesos sirve el jamón cortado en trozos no muy grandes, no conviene poner mucha cantidad para que no quede una pizza muy salada.
Pasa la pizza a la bandeja del horno (o a la piedra del horno caliente) y hornéala hasta que los bordes de la masa estén dorados, coloca la pizza a altura media en el horno precalentado a 220º C con calor arriba y abajo.
Cuando retires la pizza del horno reparte la rúcula, las lascas de queso parmesano y el pesto de cebollino con unos piñones. Llévala enseguida a la mesa para disfrutar de la pizza recién hecha. Si tienes que hacer varias pizzas y quieres servir todas a la vez y como recién hechas, hazlas de dos en dos y jugando a cambiarlas de posición en el horno para que se hagan por igual (esto se controla conociendo bien cada uno su horno).
Haz las cuatro pizzas en el horno antes de añadir los ingredientes crudos o fríos, nuestra recomendación es hornear dos pizzas y luego las otras dos. Cuando la segunda tanda está hecha, se calienta un poco la primera y mientras tanto se añade la rúcula, el queso y el pesto a la segunda, se llevan a la mesa y se terminan las otras dos pizzas, y todas están como recién hechas. ¡Buen provecho!
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