En Nueva York (Estados Unidos) se han presentado demandas contra los fabricantes de refrescos como Coca Cola Diet, Pepsi Diet y Dr. Pepper Diet, tres de los refrescos más populares en el país. La razón es, precisamente, el uso del término diet (dieta), ya que induce a error en los consumidores al creer que este tipo de bebidas les ayudan a perder o mantener el peso, cuando en realidad puede ocurrir lo contrario. Se argumenta que estas bebidas integran como ingrediente el aspartamo en sustitución del azúcar, edulcorante del que si se abusa, puede provocar un aumento de peso. Esto puede hacer que los consumidores se pregunten si los refrescos dietéticos ayudan o entorpecen los esfuerzos para el control del peso.
La explicación es que el cerebro percibe que este tipo de bebidas no calóricas son dulces, lo que le lleva a una “malinterpretación” de la cantidad de calorías que contienen las bebidas, reduciendo el metabolismo e incrementándose las calorías que se almacenan en el organismo. Dicho de otro modo, el aspartamo “engaña” al cerebro a través de los receptores del gusto al hacerle creer que se ingiere azúcar, en este sentido, algunas investigaciones han determinado que el consumo frecuente de edulcorantes de alta intensidad altera la capacidad natural del organismo en el procesamiento de las calorías cuando se prueba algo dulce.
Esta situación puede provocar el aumento de peso, el aumento del riesgo de sufrir una enfermedad metabólica, enfermedades cardiovasculares o diabetes, por lo que en consecuencia, se está utilizando en las bebidas la declaración ‘dieta’ de un modo erróneo, engañoso e ilegal. En el texto de la demanda se considera que se debería advertir a los consumidores de que el abuso de estas bebidas puede resultar perjudicial para su salud por los argumentos antes citados, esta es la base de la demanda interpuesta contra The Coca Cola Company, PepsiCo y Dr Pepper Snapple Group.
Las demandas han sido interpuestas por dos consumidores, Elizabeth Manuel y Vivien Grossman, quienes aseguran que han tenido problemas con la obesidad durante años y se confiesan consumidores frecuentes de este tipo de bebidas. Afirman que de haber sabido que las declaraciones “Diet” de las bebidas eran engañosas, probablemente no las habrían consumido, y mucho menos pagando un precio superior por portar dicha declaración, aunque entienden que si los fabricantes de los refrescos no aludieran al mensaje fraudulento la demanda del mercado sería más reducida, lo que habría provocado la caída del precio de los refrescos.
En la demanda se explica que la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) permite que se utilice la declaración “dieta” junto al nombre de una marca o en el etiquetado del refresco, pero siempre que no se utilice de forma engañosa, así se puede leer en este documento de la agencia. Por supuesto, la demanda aporta diferentes estudios científicos que apoyan los argumentos expresados, argumentos que también se utilizaron en esta petición ciudadana sobre el derecho a saber (es necesario descargarse el Pdf para conocer su contenido). En ella se solicitaba a la FDA que declarase erróneo el uso de la palabra “dieta” y se instaba a la agencia a que investigara el tema en otros productos y bebidas que se encuentran en la misma situación.
Merece la pena destacar que a la petición ciudadana sobre el derecho a saber realizada en 2015, la FDA contestó que no se debía esperar una respuesta rápida debido a que la agencia tenía otras prioridades y contaban con una limitada disponibilidad de recursos. Bueno, pues ya han pasado un par de años. No está de más dar un vistazo a este post en el que se explica lo que ocurre una hora después de haber bebido una lata de Coca Cola light o un refresco similar que contenga aspartamo, un edulcorante no calórico con el código europeo E951, un endulzante que puede ser hasta 200 veces más intenso que el azúcar y que la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) consideró seguro en los niveles actuales de exposición.
Las compañías demandadas por estos refrescos de dieta han reaccionado de modo diferente, PepsiCo no ha realizado declaraciones, The Coca Cola Company ha contestado que la demanda no tenía sentido y se defenderá de forma enérgica, asegurando que Coca Cola Diet es una magnífica bebida, con un gran sabor, cero calorías y etiquetada y comercializada cumpliendo con la legislación vigente. Eso es discutible y los argumentos tienen poco peso, se supone que presentarán estudios científicos que demuestren lo contrario a lo expresado en la demanda. Y Dr Pepper Snapple Group es la compañía que ha argumentado que cuenta con estudios científicos de calidad que se han realizado durante varios años y que demuestran que este tipo de bebidas ayudan a los consumidores a controlar su ingesta calórica y su peso.
Por su parte, la American Beverage Association, asociación estadounidense a la que pertenecen la mayoría de empresas y compañías de bebidas no alcohólicas, sean fabricantes, distribuidores o empresas relacionadas, no ha comentado nada al respecto. Pero merece la pena acceder a este artículo de su página, en el que explica que las bebidas bajas en calorías o con cero calorías han demostrado repetidamente ser una herramienta efectiva en la pérdida y mantenimiento del peso, citando un estudio publicado en la revista científica International Journal of Obesity que respalda estos argumentos.
A esto hay que sumar que un informe científico del Comité Asesor de las Guías Alimentarias 2015 de la Academia de Nutrición y Dietética, concluía que los consumidores pueden disfrutar con total seguridad de una gama de edulcorantes nutritivos y edulcorantes no nutritivos, si se consumen en el marco de un plan alimentario siguiendo las recomendaciones nutricionales federales vigentes.
Lo cierto es que los demandantes lo tienen complicado para demostrar que tienen razón en base a la actual legislación, pero según explican aquí, este tipo de demandas pueden servir para que en un futuro los fabricantes se lo piensen antes de utilizar declaraciones como “dieta”, este sería el lado positivo según los abogados en el caso de que no prospere la demanda. En los últimos años han aparecido estudios que concluyen que los edulcorantes artificiales inducen a la intolerancia a la glucosa, que pueden aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular o demencia, que pueden aumentar el apetito e incluso han aparecido estudios que denuncian sesgos en las investigaciones sobre los beneficios de los edulcorantes artificiales.
En este artículo publicado en Class Actión podéis leer las tres demandas interpuestas y conocer todos los argumentos que en ellas se exponen.
Foto 1 | John Ashley
Foto 2 | Hiroyuki Takeda
Foto 3 | Mike Mozart
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