Una investigación desarrollada por expertos de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) y otras universidades estadounidenses, ha intentado cuantificar los beneficios por el cultivo de maíz Bt durante las últimas décadas, variedad de maíz modificada genéticamente con genes del Bacillus thuringiensis que empezó a cultivarse en Estados Unidos en el año 1996. Los investigadores comentan que, aunque se han realizado otros estudios para demostrar los beneficios de este cultivo en el control de plagas, por ejemplo, contra el taladro, insecto que representa la mayor plaga a nivel mundial sobre el maíz y que causa cuantiosas pérdidas económicas, este es el primero que examina los efectos en otros cultivos realizados fuera de América del Norte.
Según los expertos, al obtener el control de la población del taladro o barrenador del maíz, el estudio muestra que se han producido reducciones significativas en el uso de insecticidas y pesticidas en las poblaciones de plagas y en los daños generales de los cultivos, no sólo en el maíz, también en otros productos como los pimientos, las judías verdes y otros que son importantes en la agricultura de América del Norte. Dichos beneficios nunca antes se han documentado y determinan que el maíz Bt es una poderosa herramienta para combatir la resistencia a los pesticidas y avanzar en la industria agrícola.
Es curioso que se llegue a esta conclusión, sobre todo sabiendo que según un estudio de la Universidad de Arizona, en la última década la resistencia de las plagas a los cultivos transgénicos se ha incrementado en cinco veces, lo que ha provocado que se reduzca significativamente la efectividad de los cultivos transgénicos, y en consecuencia, la puesta en marcha de medidas como habilitar zonas de cultivo o “refugios” con plantas tradicionales a fin de frenar la resistencia de los insectos, tema del que hablábamos aquí.
Otros estudios anteriores alertaban que se había incrementado el número de especies de insectos que han desarrollado resistencia a los alimentos transgénicos, lo que ha obligado a los agricultores a volver a utilizar los productos fitosanitarios tradicionales para hacer frente a las plagas, de todo ello hablábamos aquí. Podríamos seguir citando estudios cuyas conclusiones son totalmente contrarias a las que presenta el trabajo de la Universidad de Maryland, haciendo sospechar que, quizá, detrás de este estudio estuviesen las empresas biotecnológicas. Sin embargo, en la declaración de conflicto de interés de la investigación se aclara que empresas como DuPont Pioneer, Dow AgroSciences, Monsanto, Bayer CropScience o Syngenta, no han financiado el estudio, aunque sí se han utilizado datos de las parcelas de control de ensayos sobre la eficacia de plaguicidas, financiados por estas empresas, por lo que quizá los datos no son objetivos e imparciales.
El maíz Bt fue introducido y cultivado por primera vez en Estados Unidos en el año 1996, actualmente representa algo más del 90% de los cultivos de maíz en el país, pero en el estudio se analizan los datos desde el año 1976 para analizar la tendencia 20 años antes de la introducción del maíz transgénico y lo ocurrido en los siguientes 20 años, tras su introducción. Los investigadores comentan que la seguridad del maíz Bt y de otros alimentos modificados genéticamente ha sido constatada ampliamente, pero en el caso de este estudio, se ha analizado la efectividad del maíz transgénico como una estrategia contra las plagas, sobre todo en los cultivos en otras áreas, fuera del país.
Los expertos comentan que han constatado una supresión de más del 90% de la población del taladro del maíz en Estados Unidos para cualquier cultivo, algo que consideran increíble. Los datos que han utilizado determinan que se han producido reducciones significativas de las plagas utilizando muchos menos productos fitosanitarios, pero merece la pena recordar que en el año 2013, grandes compañías dedicadas a la producción de insecticidas, como es el caso de Syngenta, confirmaban un incremento significativo de las ventas de fitosanitarios tradicionales para tratar el maíz. La razón es que los agricultores concienciados con la resistencia de los insectos, habían decidido retomar los sistemas tradicionales de antaño para proteger sus cultivos.
Los expertos explican que al observar las infestaciones reales de plagas y el daño en los cultivos reales (no campos de ensayo) a lo largo de cuarenta años, lo llevaron un paso más allá para conocer los beneficios en todo tipo de cultivos, así como las disminuciones de las poblaciones de plagas. Ahora se planea cuantificar los millones de dólares en beneficios económicos obtenidos gracias a estos cultivos, dinero y tiempo ahorrado en el manejo y fumigación de las plagas, la reducción de los daños a los cultivos o los beneficios ambientales derivados. Se considera que los beneficios son innegables, algo que otros muchos estudios, como algunos de los que hemos citado, contradicen.
Los investigadores comentan que este estudio muestra la importancia de evaluar los cultivos transgénicos más allá de los lugares donde se han cultivado, delatando beneficios significativos. Posiblemente algunos expertos se pronuncien ante estos datos aportando otros que avalen o desmonten estos resultados, podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad de Maryland, y en este otro de la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences).
Foto 1 | USDAgov
Foto 2 | Basheer Tome
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