Poco a poco las grandes compañías alimentarias del mundo han tomado conciencia sobre el coste medioambiental asociado a la producción de aceite de palma, un tipo de aceite vegetal que se obtiene de la fruta de la palma y que está clasificado como el segundo de mayor volumen de producción en el mundo. En pocos lugares es tan evidente el coste medioambiental como en Indonesia, desde la década de los 90 en ese país insular se han deforestado 31 millones de hectáreas, lo que equivale a una superficie similar a la de Alemania.
Han sido décadas de destrucción de flora y fauna en el país, aunque ha sido durante los últimos años cuando se ha hecho notar más, apareciendo en los medios de comunicación por la cantidad de incendios forestales que se sucedían, incendios que tenían como finalidad poder contar con más superficie para el cultivo de palma y producción de aceite y derivados para satisfacer a la industria mundial. Los incendios provocaron que Indonesia acaparara la atención mundial, así como las denuncias de numerosos grupos ecologistas.
A través de Greenpeace hemos conocido el ranking de las compañías alimentarias más concienciadas con el uso de aceite de palma sostenible, se trata de un listado de 14 compañías que utilizan el aceite de palma y en cuya política se manifiesta que están en contra de la deforestación para su producción. El grupo ecologista ha querido evaluarlas para comprender qué acciones llevan a cabo estas compañías para aplicar esa política sostenible que aseguran avalar. Por otro lado, también se quería constatar el impacto que tienen estas acciones sobre el territorio del país insular.
Las compañías que se han analizado son las siguientes: Colgate-Palmolive, Danone, Ferrero, General Mills, Ikea, Johnson & Johnson, Kellogg, Mars, Mondelez, Nestlé, Orkla, PepsiCo, P&G y Unilever. En el gráfico podéis ver que Ferrero y Nestlé son las compañías que están más comprometidas con el aceite de palma producido de forma sostenible, el resto de compañías no son tan transparentes y fallan en algunos aspectos. La evaluación se ha realizado sobre el compromiso con el abastecimiento responsable y las medidas que se llevan a cabo para certificar que no se adquiere aceite de palma asociado a la deforestación, como por ejemplo la información transparente, el modo en el que apoyan y promueven la reforma industrial en general, y la forma en la que tratan con proveedores que violan la política de no deforestación.
Ferrero es la única compañía de la que se puede conocer casi el 100% de la procedencia del aceite de palma con el que trabaja, el resto de empresas no puede acreditar por terceros que el aceite de palma que adquieren no procede de la deforestación. Se ha demostrado que se puede producir aceite de palma de forma responsable y sin necesidad de destruir bosques, sin embargo, y según el estudio de Greenpeace, muchas compañías no realizan los suficientes esfuerzos para detener la destrucción de las selvas tropicales de Indonesia y frenar el “saqueo” que la industria del aceite de palma lleva a cabo.
Merece la pena recordar que el año pasado, la Ministra de Ecología de Francia declaraba que había que dejar de consumir Nutella para salvar el planeta, argumentaba que la famosa crema de avellanas del fabricante italiano Ferrero utiliza aceite de palma, uno de los principales ingredientes que contribuye a la deforestación del planeta. Curiosamente Greenpeace elogia los esfuerzos que realiza esta compañía.
Nestlé ha sido elogiada por la trazabilidad de los suministros de aceite de palma, también por participar en iniciativas de reforma de la industria y dar a conocer tres de sus proveedores, sin embargo, Greenpeace le invita a que sea más transparente y que muestre toda la información, revelando los proveedores directos y terceros proveedores, dónde se localizan las plantaciones, los molinos y las refinerías para colocarse en una posición de liderazgo en esta cruzada contra el aceite de palma que no se ha producido de forma sostenible. Compañías como PepsiCo han tenido una pésima valoración por Greenpeace, falla en el abastecimiento responsable, no pudiendo garantizar que su suministro no está asociado a la deforestación. En el gráfico podemos comprobar que en todos los puntos evaluados suspende y es una de las compañías peor valoradas en este informe.
Greenpeace considera que muchas empresas confían en soluciones dudosas como el certificado GreenPalm, una certificación creada en el año 2006 que en teoría certifica que el aceite de palma se ha producido de forma sostenible. La organización ecologista incita a que las compañías tomen medidas significativas que garanticen que el aceite de adquieren no está vinculado a la deforestación, asegura que estos certificados son adquiridos por los fabricantes y con ellos se avala parte de la producción que no es sostenible.
Evidentemente los responsables de esta certificación han refutado la acusación de Greenpeace, asegurando que sus auditorías son eficaces y que la certificación es importante para productores y compradores, siendo además impulsora de la producción de aceite de palma sostenible. Una cosa es cierta, se ha avanzado mucho en este tema, pero Greenpeace considera que queda mucho por hacer hasta que las cadenas de suministro puedan estar totalmente libres de sospecha y asegurar que no están asociadas a la deforestación. A través de este enlace (Pdf) podréis conocer el informe detallado.
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