El precio de alimentos como las frutas y las verduras, ha aumentado un 300% durante los últimos años, en cambio el precio de los alimentos calóricos que favorecen el sobrepeso y la obesidad se ha reducido a la mitad en el mismo periodo, es algo de lo que ya hemos hablado en otras ocasiones y que ocurre en la mayoría de países del mundo. Hoy conocemos un estudio desarrollado por ODI (Overseas Development Institute), en el que se apunta la necesidad de instaurar impuestos en los alimentos calóricos y subvenciones en los alimentos saludables.
ODI es una institución independiente que se considera un laboratorio de ideas, ofrece asesoramiento sobre políticas y prácticas que pueden contribuir a reducir la pobreza y desarrollar modos de vida sostenibles. Lleva acabo varios programas de investigación trabajando con el sector público y privado de varios países para proporcionar soluciones sobre políticas y desarrollo agrario, políticas de gestión del agua, protección social, mejora de la dieta de la población, etc.
En el estudio titulado ‘El aumento del coste de una dieta saludable‘ se han realizado comparativas sobre el consumo de alimentos saludables y no saludables durante las últimas tres décadas, cotejando los resultados con el nivel de obesidad de países como Estados Unidos, Reino Unido, México, Brasil, Corea y China. Una de las conclusiones obtenidas es que a medida que los alimentos considerados saludables subían de precio, los alimentos procesados calóricos bajaban, lo que ha contribuido a disparar los índices de sobrepeso y obesidad.
En países como Brasil el índice de obesidad se ha triplicado desde 1980, algo que parece que va de la mano con el aumento de la venta de alimentos cuya densidad calórica es elevada y que se han elaborado para que resulten muy apetecibles. En países como China, el precio de las verduras se ha duplicado, en cambio los alimentos considerados poco saludables han bajado de precio, lo que lleva al país a experimentar un incremento del índice de sobrepeso y obesidad.
Los investigadores de ODI han trabajado utilizando datos de diversos estudios realizados hasta la fecha, según los resultados, el precio de frutas y verduras se ha incrementado de forma significativa desde la década de los 90, estableciéndose una media de un 2-3% por año. En cambio, los productos procesados han experimentado una considerable bajada de precios en este mismo periodo. En el informe se identifican algunas posibles razones por las que alimentos como frutas y verduras han sufrido un considerable aumento del precio: Una mayor disponibilidad de variedades de frutas, verduras y hortalizas, mayor demanda de estos alimentos fuera de temporada, y mayor demanda de estos productos lavados, cortados y listos para consumir, lo que requiere más elaboración y envasados específicos que incrementan el coste.
Pero en este informe no se cita un factor importante que ha contribuido al aumento de precios y a que frutas y verduras sean menos accesibles al bolsillo. Hablamos de la especulación alimentaria, podemos poner como ejemplo el IPOD (Índice del Precio de Origen y Destino de los Alimentos) que proporciona cada mes COAG, si accedemos al historial de este indicador comprobaremos que la especulación alimentaria en los alimentos considerados saludables es muy notable.
Sobre los alimentos procesados, según el estudio estos no se basan en el coste de los ingredientes agrícolas, ya que se fabrican a partir de ingredientes relativamente baratos, pero el valor añadido sobre todo es el proceso de fabricación, la combinación de ingredientes, la mejora del sabor y el aumento el tiempo de conservación a través de productos químicos como los saborizantes y conservantes, lo que facilita que se reduzca el coste y se puedan ofrecer más baratos. En una economía ajustada, es lógico que se opte por comprar alimentos más económicos, cumpliendo el objetivo de las empresas que se dedican a los alimentos procesados, ya que son sus productos los que más se comercializan.
Para ODI una solución es gravar los alimentos procesados y subvencionar los alimentos saludables, recordemos que la subvención de frutas, verduras y otros productos que forman parte de una dieta sana es efectiva, podemos citar como ejemplo esta investigación realizada por RAND, institución sin ánimo de lucro cuya finalidad es ayudar a mejorar a través de los análisis y la investigación, la política y las decisiones que se toman en diversas materias. En ella se constató que los descuentos en los alimentos saludables mejoraban la dieta de forma significativa. Es decir, ODI no aporta nada que no se sepa ya, lo único que hace su estudio es reafirmar lo que se ha concluido en otros estudios, que los alimentos saludables son caros y que los alimentos procesados son baratos.
El instituto cita como ejemplo el impuesto que se introdujo en México en el año 2013 gravando los refrescos azucarados como parte de la estrategia del Gobierno del país para reducir el índice de sobrepeso y obesidad. Según los resultados de un estudio realizado en ese país en el año 2014, el 52% de los mexicanos había reducido la ingesta de bebidas azucaradas. El aumento de la fiscalidad en los alimentos procesados afecta a las familias con menores ingresos, de acuerdo que la reducción del consumo mejora la calidad de vida, pero paralelamente es necesario que el dinero recaudado se destine a subvencionar los alimentos saludables, algo que no suelen llevar a cabo los Gobiernos.
Con la excusa de mejorar la salud de la población se intentan implantar impuestos en aquellos alimentos que son menos saludables, pero el dinero tiene como destino engrosar las arcas de los Estados, no se destina a iniciativas como la subvención de alimentos como frutas y hortalizas, algo que sería efectivo y así se concluía en estudios como este.
La única novedad que aporta la investigación de ODI es la comparativa del precio de los alimentos de diferentes grupos en una muestra de países desarrollados y en vías de desarrollo, por lo demás, las conclusiones son las mismas que las obtenidas en estudios de otros institutos y organizaciones independientes. Podéis conocer el estudio al completo a través de este enlace (Pdf).
Foto | TimOller
Impuestos en los alimentos calóricos y subvenciones en los alimentos saludables
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