En Estados Unidos es habitual que se formen colas para entrar en los locales de copas, en los restaurantes y en otros establecimientos, para muchas personas, esas colas son sinónimo de que merece la pena acceder al local por diferentes razones, dependiendo de su actividad. De hecho, los propietarios saben que estas situaciones les benefician, son un magnífico reclamo y algunos no dudarían en pagar por tener esas colas en sus locales.
Hay quien se ha dado cuenta de esta situación y le saca provecho, es el caso de Surkus, una empresa que facilita a los dueños de restaurantes (y de otros tipos de locales) captar a su público objetivo conectando a las masas con sus negocios. Para ello pagan a personas para que hagan cola en los restaurantes, un reclamo anunciado como un modo de aumentar las ventas, hacer que los clientes repitan, aumentar la conciencia de la marca, activar sentimientos que son positivos y que se pueden medir, etc.
Las personas que hacen cola, o figurantes, reciben entre 5 y 100 dólares por asistir a estos establecimientos, por lo que a partir de ahora, una cola o aglomeración de personas no será garantía de que el local merece la pena y que por ello acuden a él tantos clientes. La app Surkus permite contar con los “extras” que crearán la multitud ideal según las exigencias de cada establecimiento, son personas que se han escogido mediante un casting realizado por un algoritmo que selecciona a cada figurante según la edad, su ubicación, su estilo de vida y su implicación con las redes sociales.
Estos figurantes son seguidos por la aplicación mediante geolocalización para asegurar que acuden al establecimiento, no existe compromiso, no están forzados u obligados a cumplir su cometido, pero si no realizan su tarea no cobrarán. En The Washington Post comentan que Surkus representa un cambio en el modo de promocionar y publicitar un establecimiento, aunque seguramente muchos considerarán que se trata de un timo, un perfecto engaño que no tiene nada que ver con la publicidad. ¿Combinar el “alquiler de figurantes” con la publicidad configura una realidad casi indiscernible? o, por el contrario, ¿es una forma eficiente de conectar a las marcas con los potenciales clientes? La respuesta variará dependiendo del punto de vista, en nuestra opinión es una auténtica tomadura de pelo.
Los responsables de Surkus creen que su aplicación facilita conectar a las empresas con los clientes que tienen predisposición a escucharlas, lo cierto es que si la aplicación tiene éxito, la app es una amenaza para las empresas de relaciones públicas y promotores que trabajan con el sistema tradicional buscando construir reputación, valores de marca, etc. Si este modo de trabajar no funciona, se propone el uso de la aplicación, considerando que puede tener mucho más éxito que los canales tradicionales de promoción. Claro, que esto es un arma de doble filo, porque si no se cumplen las expectativas de los clientes reales, las largas colas servirán de poco, ya que el boca-oreja se encargará de reconducir la situación a la normalidad.
De momento Surkus ya cuenta en sus filas con más de 150.000 miembros en Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Miami y San Francisco, personas de todas las edades y perfiles a las que seguramente les irá muy bien acudir a los locales y encima cobrar por ello. La app funciona desde hace un par de años y se han cubierto 4.200 eventos para 750 clientes, por las cifras se deduce que más de un empresario ha repetido. Aunque el precio que se paga al figurante es de entre 5 y 100 dólares, el promedio en la mayoría de contrataciones varía entre los 20 y 40 dólares que cobran a través de PayPal en un plazo de 24 horas, los figurantes que son muy activos pueden llevarse un sobresueldo de hasta 4.000 dólares por año (unos 3.400 euros). La aplicación obtiene los beneficios a través de las comisiones por la gestión y transacciones.
Por supuesto, los figurantes no dan datos sobre por qué acuden a los establecimientos y según explican aquí, a las mujeres se les paga mucho más que a los hombres. Es un proceder nada ético y la transparencia brilla por su ausencia, no son colas o aglomeraciones que se hayan generado de forma orgánica y porque el establecimiento realmente lo merezca, es una vil manipulación de los posibles clientes reales. Seguramente los estadounidenses de las ciudades antes citadas empezarán a considerar la posibilidad de que las colas son ficticias y llegará un punto en el que las ignorarán, por lo que se está haciendo un flaco favor a los establecimientos que han construido su fabricación de forma real.
Es difícil saber si este modelo de negocio se trasladará a España, de todos modos, quizá no funcionaría del modo en el que funciona en Estados Unidos. Os invitamos a acceder a la página de Surkus y conocer todos los detalles de su funcionamiento para ser cliente o figurante, encontraréis información curiosa.
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