La Organización Europea de Consumidores (BEUC), entidad que representa a las organizaciones de consumidores nacionales independientes en Bruselas, denuncia que los fabricantes europeos de alimentos utilizan etiquetas alimentarias engañosas de forma frecuente. La BEUC ha publicado un informe titulado “Etiquetas alimentarias: trucos de oficio”, en el que se destacan tres de las principales prácticas de la industria alimentaria para “endulzar o mejorar la percepción” de la calidad de los alimentos y bebidas. Se trata de trucos que confunden a los consumidores haciendo creer que los productos son mejores de lo que en realidad son, esta organización comenta que el problema es la falta de reglas en la Unión Europea que definan claramente términos como “artesanal, “de grano entero”, etc.
Recordemos que hace un par de años hablábamos sobre el abuso del término artesanal por parte de la industria, ya entonces, los expertos solicitaban que se realizase una definición legal de lo que es un producto artesanal en la Unión Europea, ya que era el único modo de evitar que las empresas alimentarias utilizaran el término a la ligera y sin ser una declaración veraz. Ensalzar en un producto un determinado ingrediente cuando su presencia es prácticamente testimonial, destacar que en la fritura de un producto se utiliza aceite de oliva sin indicar su porcentaje, utilizar términos como “natural” a pesar de que el proceso de elaboración es claramente industrial, y así un largo etcétera de trucos y declaraciones, tienen el único cometido de hacer creer a consumidor algo que no se ajusta a la realidad.
Como decíamos, en el informe de la BEUC se ha centrado la atención en tres prácticas que considera particularmente preocupantes, etiquetar productos que son industriales con mensajes que aluden a un supuesto carácter artesanal o tradicional, y utilizar imágenes de fruta en bebidas o productos lácteos que lamentablemente tienen poca o ninguna fruta en su composición, algo de lo que ya hablábamos en este post en el que comentábamos un informe presentado por la Asociación Europea de Productos Frescos (Freshfel), en el que se destacaba que esta era una práctica habitual que tenía como propósito confundir y engañar a los consumidores. La tercera práctica destaca el uso de mensajes en panes, galletas, pasta, etc., que apenas contienen fibra pero que se etiquetan con mensajes aludiendo al grano entero, haciendo creer algo que no es.
Es imperioso definir en qué casos los fabricantes de productos alimenticios pueden utilizar los términos y mensajes citados, por ello, la organización de consumidores ha proporcionado una serie de recomendaciones dirigidas a las instituciones comunitarias para que las etiquetas de los alimentos sean claras y honestas, y que no puedan inducir de ningún modo a error a los consumidores. Para la directora general de BEUC es sorprendente que una bebida de ‘piña y coco’ contenga menos de un tercio de estas frutas, o que el pan pueda anunciarse como elaborado de forma tradicional cuando contiene ingredientes industriales y el proceso de elaboración también es industrial, son prácticas que se encuentran en toda Europa y a pesar de la cantidad de denuncias que se han realizado, parece que la UE esté esquivado el tema al no poner en marcha una legislación que acabe con estas prácticas.
Este tipo de prácticas no hace más que minar la confianza de los consumidores europeos que cada vez se preocupan más por los alimentos que consumen. Sobre los datos y ejemplos citados en el informe, hay que destacar que fueron recopilados por BEUC en diferentes países y a través de distintas organizaciones de consumidores que operan a nivel nacional, por ejemplo, FC-Que Choisir en Francia, Forbrukerrådet en Noruega o la OCU en España, entre otras. Se han realizado encuestas a nivel nacional, mostrando que la tasa de desconfianza del consumidor en Holanda y Alemania, alcanza el 85% y el 84% respectivamente.
Los consumidores cada vez confían menos en los mensajes de las etiquetas alimentarias y el informe de BEUC demuestra que tienen buenas razones para ello. Cierto es que en los últimos años, la presión de las organizaciones de consumidores ha conseguido que algunos fabricantes trabajen de forma más honesta, pero esto no basta, es necesario que las instituciones comunitarias se impliquen y obliguen a que toda la industria alimentaria sea honesta y trasparente. La UE tiene que definir esos términos que suelen utilizar las empresas alimentarias, debe establecer niveles mínimos de contenido para que se puedan utilizar las afirmaciones, y es necesario que se proporcionen los porcentajes de los ingredientes anunciados en el frontal del envase, estas son algunas de las medidas que se proponen.
Merece la pena recordar el artículo 6 del Reglamento de etiquetado, presentación y publicidad de los productos industriales destinados a su venta directa a los consumidores y usuarios:
6.1 Todos los productos puestos a disposición de los consumidores y usuarios deberán incorporar, llevar consigo o permitir de forma cierta y objetiva una información eficaz, veraz y suficiente sobre sus características esenciales.
6.2 No dejarán lugar a dudas respecto de la verdadera naturaleza del producto.
6.3 No inducirán a error o engaño por medio de inscripciones, signos, anagramas o dibujos.
6.4 No se omitirán o falsearán datos de modo que con ello pueda inducirse a error o engaño al consumidor o propicien una falsa imagen del producto.
6.5 No contendrán indicaciones, sugerencias o formas de presentación que puedan suponer confusión con otros productos.
6.6 Declararán la calidad o calidades del producto o de sus elementos en base a normas específicas de calidad, cuando dichas normas existan.
6.7 Advertirán de la peligrosidad que tiene el producto o sus partes integrantes, cuando de su utilización pudieran resultar riesgos previsibles.
Se puede decir que este artículo se lo saltan muchas empresas alimentarias a la torera gracias a los resquicios legales, la falta de definición de los términos utilizados y la poca voluntad de ser honestos en detrimento de los beneficios económicos. Como era de esperar, la FoodDrinkEurope, representante de los intereses de la industria alimentaria en la Unión Europea, considera que el etiquetado alimentario es preciso y cumple con la legislación vigente y la supervisión de las regulaciones europeas, podríamos decir que se insulta a la inteligencia de los consumidores con estas afirmaciones.
Os invitamos a acceder a este enlace (Pdf) para leer con detalle el informe ‘Food Labels: Tricks of the Trade’ de la BEUC, será de gran ayuda para identificar esos mensajes fraudulentos y, posiblemente, para desconfiar aún más de la industria alimentaria.
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