En el mes de marzo el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) de la OMS anunciaba que según sus investigaciones, el glifosato era un producto probablemente cancerígeno para los seres humanos. Recordemos que el glifosato es uno de los herbicidas que más se utilizan en el mundo y está relacionado con los cultivos modificados genéticamente, estos cultivos se han modificado para poder soportar la acción de este herbicida. El IARC catalogó a este producto fitosanitario en la categoría II (productos probablemente carcinógenos para el ser humano), el café, los teléfonos móviles y otros artículos de uso diario habituales en millones de hogares también están presentes en esta categoría.
El IARC no realizó ningún nuevo estudio, simplemente se limitó a revisar los estudios relacionados con la exposición a estos productos fitosanitarios que se han publicado desde el año 2001 para emitir su conclusión. Posteriormente, en el mes de agosto podíamos saber que la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) anunciaba que evaluaría los datos proporcionados por el IARC sobre el glifosato, a través del BFR (Instituto Federal de Evaluación de Riesgos de Alemania). Una de las principales razones de la reevaluación del herbicida es proporcionar un informe a la Comisión Europea para que decida si incluye o no el glifosato en la lista de sustancias activas autorizadas en la Unión Europea. Pues bien, ya se ha dado a conocer la resolución, la EFSA concluye que es poco probable que el glifosato suponga un riesgo cancerígeno contradiciendo la conclusión proporcionada por el IARC.
En el Reglamento (UE) nº 1141/2010 se establece el procedimiento para la renovación de los permisos de las sustancias activas, así como la configuración del listado de dichas sustancias, evidentemente el glifosato es uno de los componentes que están recogidos en este reglamento. La revisión se inició en el año 2014 a partir de una petición de los estados miembros y de los interesados representados por Monsanto Europa. La revisión se llevaría a cabo por expertos de diferentes áreas, toxicología en los mamíferos, medioambiente, residuos, etc., a partir de los resultados la EFSA debía emitir una conclusión sobre el glifosato siguiendo los procedimientos y plazos que se establecen en la legislación de la UE. Según el Reglamento (CE) nº 1107/2009 (relativo a la comercialización de productos fitosanitarios en el mercado), las sustancias activas de productos fitosanitarios sólo se aprueban si se constata que no tendrán efectos nocivos para la salud humana, animal o medioambiental.
Pero en abril de este año la EFSA recibió otra petición de la CE, la agencia debía examinar las conclusiones del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, en relación a la carcinogenicidad del glifosato o los productos fitosanitarios que contienen esta sustancia activa. Los resultados y las opiniones de este examen se incluirán en el informe de la evaluación general iniciada el año pasado, que será publicado previsiblemente a finales de año en la página oficial de la agencia. Las conclusiones de este informe se basan en el uso del glifosato como herbicida para ser aplicado en diferentes tipos de cultivos y con distintos procedimientos para su aplicación. Se apunta que existe una serie de brechas de datos para poder obtener más información sobre los métodos de análisis de residuos, con el fin de obtener una base de datos completa para permitir una mejor evaluación acorde al Documento de Orientación de la UE SANCO / 825/00 (procedimientos de validación de métodos y de control de la calidad para análisis de residuos de plaguicidas en los alimentos y piensos).
La EFSA habla sobre los procedimientos seguidos para la evaluación y los problemas que se han ido encontrando, pero vamos a centrarnos en el examen realizado sobre la carcinogenicidad del glifosato. Contrariamente a la evaluación del IARC, los expertos encargados de la evaluación llegaron a la conclusión de que es poco probable que el glifosato suponga un riesgo cancerígeno para los seres humanos. Por otro lado apunta que las evidencias no apoyan la clasificación de sustancia cancerígena y tampoco se ha propuesto para que sea clasificado como tal. En relación a la salud humana, la agencia indica que las propiedades de alteración endocrina no se cumplen según los datos facilitados por el programa de la Agencia de Protección Ambiental Endocrine Disruptor Screening.
Sobre el posible daño al medioambiente, el informe aclara que se necesita más información para evaluar las posibles rutas de contaminación a través del agua, también comenta que se tiene que investigar en mayor profundidad la degradación de determinados metabolitos presentes en el herbicida. Curiosamente se apunta que se han identificado lagunas informativas sobre el riesgo a largo plazo del glifosato en pequeños mamíferos herbívoros y en aves insectívoras, es decir, existen varias lagunas que deberían ser aclaradas para tener datos más precisos y fiables. En relación a los organismos acuáticos el riesgo se considera bajo, lo mismo ocurre para insectos como las abejas o para las plantas que no son objetivo del herbicida.
La EFSA apunta que en la evaluación se han considerado, además del material aportado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, un gran número de estudios que no han sido evaluados por el IARC, siendo una de las razones principales por las que se ha llegado a una conclusión diferente a la proporcionada por este centro. La EFSA determina que los productos fitosanitarios que contienen glifosato, es poco probable que supongan un riesgo de cáncer para los seres humanos, las evidencias no apoyan la calificación de cancerígeno según lo dispuesto en el Reglamento (CE) no 1272/2008. Por tanto, parece evidente que el glifosato se mantendrá en la lista de sustancias activas autorizadas en la Unión Europea, renovando el permiso para que se pueda seguir utilizando.
A través de este enlace (Pdf) podréis ver con detalle el informe que ha dado a conocer la EFSA.
Foto | UD Carvel REC
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