Según los resultados de una investigación en la que se han revisado 71 estudios relacionados con la leche de vaca, sobre epidemiología de poblaciones, ensayos con animales, experimentos de laboratorio in vitro, bioquímica y farmacología, un ingrediente de este alimento, concretamente la Beta-caseína A1, es desencadenante de la diabetes tipo 1. Como decíamos, se trata de una revisión de otros estudios, pero hasta la fecha no se han realizado ensayos clínicos sobre este tema.
Los expertos comentan que esto ocurre sobre todo en personas que son genéticamente susceptibles a desarrollar la enfermedad, por lo que se considera que sería necesario identificarlas al nacer para evitar la leche y, por tanto, reducir el riesgo de que sufran el problema. Según el estudio, en China se ha triplicado el consumo lácteo per cápita, pasando de seis kilos en 1992 a 18 kilos en el año 2006, y la incidencia de la diabetes tipo 1 también se ha triplicado paralelamente.
Lo más preocupante, según los expertos, es el aumento de los casos de esta enfermedad en niños menores de cinco años, con una tasa anual del 33’61%, algo que consideran que guarda relación con el mayor consumo de leche de vaca de los menores. En ciudades como Shanghái, los nuevos casos de diabetes en niños de entre 1 y 15 años aumentaron un 14’2% anualmente entre el año 1997 y el año 2011, un patrón similar se ha constatado en otras ciudades donde el incremento del consumo de leche ha sido significativo.
Esta revisión de estudios no prueba causalidad, pero los expertos consideran que existe una evidencia sólida de que la Beta-caseína A1 es un factor causal en la patogénesis de la diabetes tipo 1. Esta es sólo una causa de la enfermedad, los investigadores consideran que probablemente existen muchos otros factores influyentes como, por ejemplo, la limitada duración de la lactancia materna o su ausencia, el parto por cesárea, el nivel de exposición a la vitamina D, etc.
Se sugiere que es posible realizar cambios en la producción para que obtener leche sin Beta-caseína A1, pero es un proceso complejo que tardaría varios años, por lo que se considera que la mejor opción es consumir leche de cabra y oveja. Quienes investigan sobre este tema explican que conocen muy bien los desafíos de publicar y difundir este tipo de investigaciones, la prueba es que quisieron que el acceso a este artículo de investigación fuera gratuito, pero para ello debían encontrar un patrocinador que pagara una tarifa única que liberase su lectura.
Quien realizó el pago fue la empresa A2 Milk Company, precisamente una compañía que se dedica a la producción de leche libre de Beta-caseína A1 y que se ve beneficiada por los resultados de la investigación. Otra cuestión que quizá pueda considerarse como conflicto de intereses es el hecho de que uno de los investigadores de este estudio era un antiguo empleado de esta empresa, aunque se asegura que ninguno de los autores del trabajo recibió ningún tipo de compensación por el estudio realizado.
Los investigadores aseguran que a pesar de la participación financiera de la empresa, ésta no llegó a leer el artículo hasta que se publicó, es decir, desconocía su contenido, con lo que también pretenden demostrar que no tenía ninguna influencia corporativa sobre el contenido de la publicación. Claro que, para algunos, estas afirmaciones pueden ser falsas, siendo difícil creer en la palabra de los responsables de este trabajo, ya que son los hechos y pruebas lo que tiene peso. Sobre este tema, merece la pena acceder a este artículo de las Publicaciones de Keith Woodford, profesor de la Universidad Lincoln (Estados Unidos), en el que se explican los desafíos que tienen los expertos para poder difundir la investigación relacionada con la Beta-caseína A1 y A2.
Desde hace tiempo existe un debate sobre la leche de vaca y los problemas de la Beta-caseína A1, considerándose que no sólo es un factor de riesgo de la diabetes tipo 1, también de otras enfermedades y trastornos como los problemas cardiovasculares, la esquizofrenia o el autismo, entre otros. Pero hasta que no se demuestre la relación argumentada, no se puede decir que hay que evitar la leche con Beta-caseína A1, de hecho, la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) realizó un estudio determinando que no existía una relación de causalidad.
En definitiva, quizá el aumento de la diabetes tipo 1 en los países asiáticos se deba a otros factores, siendo una coincidencia el mayor consumo de leche, no poder probar la causalidad obliga a seguir estudiando el tema y a considerar lo que otros estudios independientes y la EFSA concluyen sobre Beta-caseína A1. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Nutrition & Diabetes.
Foto 1 | Wall Boat
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