Un informe titulado “Platos, pirámides y planeta” elaborado conjuntamente por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la FCRN (Red de Investigación sobre el Clima y la Alimentación) de la Universidad de Oxford, pone en relieve que en el momento que se realizó el estudio, sólo cuatro países de todos los analizados incluían criterios de sostenibilidad en las pautas dietéticas. El resto de países no tiene en cuenta el impacto ambiental de los hábitos dietéticos que recomiendan, además, de los 215 países estudiados, sólo 83 ofrecen directrices oficiales sobre las pautas alimentarias.
Se destaca que en los países con bajos ingresos se aprecia especialmente esta ausencia, como ejemplo se cita al continente africano, sólo cinco de sus países ofrecen las mencionadas directrices. En algunos de los países que ofrecen las recomendaciones, no son fáciles de encontrar por los consumidores, por lo que se podría decir que son inútiles o ineficaces. El estudio tenía como propósito identificar los Gobiernos que tienen visión de futuro y que ofrecen recomendaciones en las que se conjugan las pautas dietéticas, la salud y la sostenibilidad, pero como decíamos, sólo cuatro países (Alemania, Brasil, Suecia y Qatar) ofrecen esta información, mostrando la conexión entre las amenazas que plantea el sistema de producción alimentario, con los patrones dietéticos y la salud.
Se apunta que los Países Bajos y Reino Unido, son países que ya han dado los pasos oportunos para incluir las consideraciones ambientales en las guías alimentarias, por lo que se podría decir que son 6 los países que tienen en cuenta criterios de sostenibilidad abordando el cambio climático en las pautas dietéticas. En el estudio se destaca que las guías alimentarias son una oportunidad y una ayuda para proteger el planeta, por ello promueve una nutrición adecuada abordando las cuestiones indicadas, porque lo que comemos debe ser importante para nuestra salud, pero también para la salud del planeta.
Poco más de un tercio de los países del mundo (83) ofrecen consejos a sus habitantes en forma de directrices dietéticas basadas en los alimentos, son mensajes cortos con base científica, son prácticos y adecuados para orientar a las personas sobre el estilo de vida y la alimentación. Se destaca que el número de países que ofrecen estas recomendaciones, incluidos los que tienen economías medias o bajas, va aumentando, sin embargo y como ya hemos comentado, la mayoría de los gobiernos aún tienen que elaborar ese asesoramiento para la población.
En los países donde se incluye el criterio de la sostenibilidad, se destaca el alto impacto que tiene la carne, ya hemos comentado anteriormente que este alimento es considerado por algunos expertos como poco eficiente para alimentar a la humanidad por su enorme consumo de recursos, como la tierra, el agua o los alimentos vegetales (el 40% de los alimentos que se cultivan en el planeta se destinan a la alimentación animal). A esto hay que sumar que la producción de ganado es responsable de gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera.
Hay que decir que, según leemos aquí, en la mayoría de las directrices que incluyen la sostenibilidad mencionan el elevado impacto ambiental de la carne, y se ofrecen especificaciones sobre la cantidad máxima de consumo recomendado para la salud, pero no se destaca la preocupación por el impacto que tiene en el medio ambiente este alimento, algo que debería incluirse. Suecia es uno de los países que destacan especialmente en este informe por ser uno de los más adelantados en este tipo de recomendaciones que aúnan salud, sostenibilidad y cambio climático. Abarca todo tipo de consideraciones ambientales en sus directrices, destacando que lo que se come debe ser importante para el bienestar personal y el del planeta.
Suecia ofrece recomendaciones más detalladas sobre los alimentos vegetales y por qué son preferibles, también recomienda el aceite de oliva virgen extra y el aceite de colza por tener un menor impacto ambiental frente a otro tipo de grasas como por ejemplo el aceite de palma, aunque esta recomendación cambia en el momento en el que se habla de la producción de aceite de palma sostenible, por lo que es evidente que tiene muy presente la sostenibilidad.
En Brasil las recomendaciones destacan por el especial hincapié que realizan en la sostenibilidad, los aspectos sociales y económicos, aconsejan a los consumidores desconfiar de la publicidad, y evitar los alimentos procesados porque son perjudiciales para la salud y socaba la cultura alimentaria tradicional. En otros países como Estados Unidos y Australia se ha tratado de conjugar en las recomendaciones alimentarias la salud y la sostenibilidad, pero el resultado ha sido infructuoso ya que los Gobiernos de estos países no han apoyado la introducción de estas nuevas recomendaciones.
Las guías alimentarias son un primer paso esencial que puede proporcionar una visión de lo que podríamos y deberíamos comer. Para que se logre un efecto real sobre el consumo alimentario, es necesario que las guías alimentarias tengan vínculos claros con la política alimentaria que se implementa, como por ejemplo la normativa de las comidas escolares y hospitalarias, las regulaciones que afectan a la publicidad y la industria, etc.
En el informe se apunta que muchos gobiernos no han querido, o han sido muy cuidadosos a la hora de dar la información, no hablando de nada específico, lo que demuestra que estas directrices son algo más que un pedazo de papel. Evidentemente existen muchos intereses económicos creados y quizá algunos gobiernos se vean forzados a no dar recomendaciones que conjuguen alimentación sana, sostenibilidad y medio ambiente. Os invitamos a leer el estudio Platos, pirámides y planeta (Plates, pyramids, planet), ofrece información interesante sobre un tema del que no se ha hablado mucho, las recomendaciones alimentarias en base a la sostenibilidad y el cambio climático.
Foto 2 | BrownGuacamole
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