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sábado, 24 de octubre de 2015

Desde el campo a la mesa se desperdicia la mitad de las patatas producidas

Desperdicio alimentario

El desperdicio alimentario es uno de los temas que durante los últimos años preocupa a organizaciones como la FAO, a Gobiernos, a organizaciones de consumidores, a investigadores… algo lógico teniendo en cuenta que la población mundial aumenta año tras año y cada vez se complica más poder satisfacer las necesidades alimentarias con el actual sistema productivo de alimentos. Se desperdician enormes cantidades de alimentos aptos para el consumo debido a los estándares de calidad, a las reglamentaciones de cada país, a las exigencias de los consumidores, etc., un cóctel que provoca que se tiren miles de toneladas de alimentos a la basura en todos los eslabones de la cadena alimentaria.

La comida es algo muy valioso como para tirarla a la basura o desperdiciarla, sobre todo sabiendo que será difícil satisfacer las necesidades alimentarias en el año 2050. Se ha estado hablando de incrementar como mínimo en un 70% la producción de alimentos para poder abastecer a una población mundial que dentro de 35 años alcanzará los 9.000 millones de habitantes. Se desarrollan nuevos estudios que muestran el gran volumen de desperdicios alimentarios que se producen, y hoy conocemos una nueva investigación suiza desarrollada por expertos de del instituto de investigación agrícola Agroscope y la Universidad Técnica-Científica ETH Zurich, en la que se destaca que desde el campo a la mesa se desperdicia la mitad de las patatas producidas.

Según los investigadores, los estudios que se han realizado en Suiza hasta el momento muestran que cada año se tiran a la basura unos 300 kilos de comida en perfecto estado, por persona y año, esta cifra es una suma total de todos los productos alimenticios que se pueden tirar a la basura. Pero de este desperdicio, llama la atención un alimento que según la investigación se desecha de una manera desproporcionada muy a menudo, las patatas. En la investigación se han analizado minuciosamente las pérdidas de este alimento básico a lo largo de toda la cadena de suministros, el objetivo de los expertos era profundizar y debatir el tema de los residuos alimentarios analizando un solo producto.

Parece ser que sólo en el Reino Unido se había llevado a cabo un estudio similar, es decir, centrándose en las patatas, en ese país hasta dos tercios de este alimento terminan en el cubo de la basura. Pero es evidente que cada país es distinto y en unos se desperdicia más y en otros menos, en el caso de Suiza el desperdicio alcanza el 50%, una cifra realmente elevada que convierte a este país en uno de los que más patatas tiran a la basura.

En la investigación se analizaron las pérdidas resultantes de la actividad de los productores, los mayoristas, los minoristas, los procesadores y los consumidores, se estudiaron tanto las patatas en fresco que terminan en la mesa de los consumidores, como las patatas que se destinan a las elaboraciones industriales como por ejemplo las patatas chips o las patatas congeladas listas para freír. A todo esto hay que añadir que se estudiaron las pérdidas de patatas de producción industrial, las pérdidas originadas a través de la producción ecológica y se realizaron comparativas.

Para obtener los datos se analizaron más de 220.000 evaluaciones de calidad realizadas con las patatas, por otro lado se realizó una encuesta a 2.000 hogares para tratar de determinar el grado de residuos de patatas generados por los consumidores. También se pidió a 87 personas que realizaran un seguimiento durante un mes, recopilando datos sobre el consumo de patatas que realizaban, cuántos kilos compraban y cuántos kilos terminaron en la basura. Los resultados obtenidos muestran la gravedad del problema, del campo a la mesa se desperdicia el 53% de las patatas que se han producido convencionalmente, si son patatas ecológicas el desperdicio se eleva hasta el 55%. En cambio, en el sector de las patatas procesadas para elaborar patatas chips u otras formas preparadas el desperdicio es más reducido, si se utilizan patatas convencionales la cifra ronda el 46%, si se utilizan patatas ecológicas el desperdicio se cifra en un 41%.

Desechos de patatas

Una de las causas que provocan un gran desperdicio de este alimento es la sobreproducción del cultivo con el sistema convencional industrial, algo que en el caso de la agricultura ecológica no sucede. Los investigadores explican que hasta una cuarta parte de la cosecha se desecha en la producción, entre un 12% y un 24% de las patatas son rechazadas por los mayoristas durante la clasificación por no cumplir con los estándares de calidad que marca el mercado, estándares que deberán cambiar si se quiere reducir el volumen de desperdicio. Un 3% de las patatas se desecha en las tiendas de alimentación y un 15% se desperdicia en los hogares.

Los investigadores explican que aunque en los hogares la proporción de patatas que se desecha es más baja, su impacto es mayor, ya que las patatas que no se utilizan y que en teoría han superado todos los controles de calidad de la cadena alimentaria, terminan en el cubo de la basura. Productores, procesadores y comerciantes suelen reciclar una buena parte de estas patatas que se desechan, como por ejemplo en la alimentación animal o en las plantas de biogas. Para los expertos, los estándares de calidad de los consumidores en relación a las patatas en fresco son una de las causas del enorme desperdicio alimentario, dos tercios de producto desechado procede de la agricultura convencional y en el caso de las patatas ecológicas, el desperdicio de eleva a tres cuartos.

Una parte de las patatas se descartan tras la cosecha porque están podridas, porque son patatas que tienen partes verdes o están agujereadas por la acción de las larvas de los escarabajos, en este último caso se apunta que seguirían siendo comestibles. También se descartan las patatas que son deformes (ocurre lo mismo con la “fruta imperfecta”) éstas se destinan a la alimentación animal.

En definitiva, el desperdicio del tubérculo es muy elevado y por tanto es necesario tomar medidas y empezar por los productores para cambiar el sistema. Los cultivos intensivos deben dejarse para empezar a trabajar con los sistemas de antaño, como por ejemplo la rotación de cultivos y el barbecho para reducir el número de plagas y enfermedades, también apuntan que es necesario trabajar en el desarrollo de variedades más resistentes que cuenten con aquellas características de interés comercial, con ello se empezarían a reducir desperdicios desde el origen, a mayor calidad inicial, menor será el volumen que se desperdicio. También se habla de concienciar a los consumidores para que reconsideren sus preferencias, por ejemplo, una patata quizá no tenga el aspecto esperado y sea deforme o “fea”, pero ello no quiere decir que no ofrezca el máximo sabor.

Nos gustaría recordaros el plan puesto en marcha en Estados Unidos para reducir el desperdicio alimentario en un 50% para el año 2030, en ese país hasta el 40% de todos los alimentos que se producen son desechados, lo que representa una pérdida de 165.000 millones de dólares, de todo ello hablábamos aquí. Quizá realizar un estudio sobre lo que se desecha de cada alimento que se produce en nuestro planeta incrementaría la conciencia sobre el problema del desperdicio y se podría trabajar de forma más eficiente y concreta para reducir la cantidad de alimentos que se tiran a la basura.

Podéis conocer todos los detalles de este estudio a través del artículo publicado en la página de Agroscope, y en este artículo de la revista científica Science Direct.

Foto 1 | UnitedSoybeanBoard

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