No es algo positivo decir que cada vez son más personas las que se deciden a cambiar sus hábitos alimentarios y cuidar más su dieta (no es lo mismo que régimen), pues para que esto suceda, primero tiene que haber una sociedad que no come bien, y lamentablemente es lo que abunda, cuando lo normal sería que todos lleváramos una dieta sana, aunque siempre hubiera algunas personas que descuidaran su alimentación.
Comer a diario productos ricos en azúcares y grasas no saludables es como poner gasolina a un coche diésel. Seguro que a nadie se le ocurriría poner a su coche el combustible que no le corresponde, pero muchas personas son capaces de tomar refrescos azucarados y productos procesados con excesos de grasas saturadas y sodio, entre otros, sabiendo que no es lo que mejor va a su organismo. Pero como no se rompe de forma casi instantánea (como haría un coche), no son del todo conscientes del daño que se están haciendo. No obstante, el precio de una mala alimentación se va pagando poco a poco… y sale mucho más caro que la reparación de un coche.
En casa solemos cuidar nuestra alimentación, al menos entre semana, ya lo veis en nuestras recetas casi a diario. Cocinamos platos sencillos, con mucho producto fresco y de temporada. Quizá últimamente estamos más volcados en los platos con verduras por varios motivos, en parte porque nos gusta comerlas a diario, además hay mucha variedad y se nos ocurren infinidad de formas de cocinarlas para disfrutar.
También porque consideramos que si las vamos compartiendo, aportamos nuestro granito de arena para que incluyáis las verduras en vuestra alimentación, por eso intentamos que sean recetas con cocciones saludables y que además sean platos originales, nuevas formas de comer alimentos básicos de nuestra despensa con los que eliminar los posibles prejuicios que se tengan.
Porque otra cosa que sucede a menudo es que, a muchos de nosotros, de pequeños nos han dado de comer un filete de ternera que parecía una suela de un zapato, aquello era incomible, pero no decimos que la carne no nos gusta, hoy la comemos poco hecha y es un manjar. Pero no sucede lo mismo con la coliflor, por ejemplo, o con las judías verdes, nuestras madres las cocían hasta que perdían todo su cuerpo, con lo que a muchos niños, y adultos, se les echa para atrás. Pero no se animan del mismo modo a comer estas verduras poco hechas, cocinadas al vapor, salteadas, no sólo disfrutando de otra textura y otro sabor, también de sus nutrientes. Es más fácil decir ‘la coliflor no me gusta’.
Pues ese ‘no me gusta’ es lo que queremos eliminar del vocabulario de todas las personas, pues es fácil que estén equivocados, lo que no les gusta es cómo se han cocinado en ciertas ocasiones. Las lentejas no siempre tienen que comerse con cuchara y estar acompañadas de chorizo, ni el brócoli se tiene que comer cocido e insípido, una pechuga de pollo a la plancha puede ser una comida festiva según con qué la acompañes y cómo la presentes, y un pescado en papillote te lo sirven hasta en un restaurante de alta cocina.
Así que seamos conscientes de que comer de forma sana y equilibrada debe ser lo normal, aunque estamos en una sociedad en la que el ‘raro’ es el que desayuna un huevo revuelto, avena, fruta… en lugar de la persona que desayuna un croissant, un bocadillo de bacon con queso u otros productos con muchas calorías y pocos nutrientes. No vale la excusa de que no se tienen conocimientos en nutrición, pues todo el mundo sabe que un huevo duro es mejor para la salud que un huevo frito. Esto no quita que de vez en cuando disfrutemos de unos huevos rotos, lo que no debe comerse de forma habitual.
Porque si dices que comes huevos fritos una vez a la semana puede parecer ocasional, pero no lo es, y menos cuando con la misma eventualidad comes croquetas, calamares a la romana, pollo empanado, varitas de pescado… ¿cuántos fritos se toman entonces a la semana? Según las recomendaciones de algunos profesionales de la salud (nosotros no lo somos), si se quieren comer fritos, mejor no superar una comida a la semana.
En fin, este es un tema del que podemos hablar mucho, entre otras cosas, porque apenas hemos mencionado las verduras, cuando en una alimentación sana y equilibrada están involucrados muchos alimentos más, cereales, semillas, legumbres, carnes, pescados… y tan importante es el tipo de alimento como el método de cocción que se le aplica para disfrutar de un plato saludable. De momento, queremos que se os grabe una frase que ya hemos mencionado en alguna ocasión, y que es el primer paso para hacer que vuestra dieta sea la que vuestro organismo y vuestra salud agradecerá, hay que llenar la cesta de la compra de alimentos y no de productos. Para ello es mucho mejor ir a comprar al mercado y no al supermercado.
Foto 1 | Crema de calabacín
Foto 2 | Pak choi a la plancha
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