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martes, 13 de octubre de 2015

Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2015

Informe de la FAO 2015

Hace unos días os hablábamos de la celebración, el próximo 16 de octubre, del Día Mundial de la Alimentación 2015, día proclamado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) con el objetivo de dar a conocer y concienciar a la población mundial sobre los problemas relacionados con el hambre, la desnutrición, etc. También destacábamos los eventos y actividades más relevantes que se realizan desde ayer y a lo largo de toda esta semana en el marco de la Semana Mundial de la Alimentación 2015. Pues bien, uno de los actos relevantes de la jornada de hoy ha sido la presentación del informe “Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2015”.

En este informe se destaca que muchos países han logrado cumplir las metas marcadas en los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio), acuerdo al que se suscribieron 191 países en el que se comprometían a erradicar el hambre, la pobreza extrema y la mortalidad infantil en el mundo. El plazo de los ODM ha concluido este año y se ha puesto en marcha un nuevo acuerdo denominado Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el que 193 líderes mundiales se han comprometido a trabajar durante otros 15 años (hasta el año 2030) para alcanzar 17 objetivos, uno de ellos es acabar con el hambre, alcanzar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible. En los ODM varios países no lograron alcanzar los retos que se propusieron en el año 2000, pero ahora tienen por delante el nuevo compromiso para acabar con la pobreza y el hambre.

Volviendo al informe del Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación, en él se destaca que los países en vías de desarrollo reconocen que es muy importante tomar medidas de protección social para ayudar a la población que vive en la pobreza e impedir que otras personas puedan caer en ella ante una crisis. Con la protección social se puede mejorar la productividad, por lo que se podrían gestionar con más eficacia los riesgos, la creación de activos y la dedicación a actividades que fueran más rentables, quienes se beneficiasen de la protección social la harían extensible a sus comunidades y economía. Pero para que la protección social funcione es necesario que en la economía exista un crecimiento inclusivo. En la mayoría de los países de medianos y bajos ingresos la agricultura es la actividad que más puestos de trabajo proporciona a las personas pobres, siendo esta labor el principal medio de vida. Lamentablemente la malnutrición, las enfermedades y la escasa formación limitan la productividad agrícola, por lo que la protección social y el desarrollo de un modelo agrícola pueden jugar un papel importante interactuando entre sí mejorando la eficacia por igual.

Sobre la pobreza y la extrema pobreza, el informe destaca que durante las tres últimas décadas ha disminuido, sin embargo las cifras se mantienen bastante elevadas, unos 1.000 millones de personas viven en extrema pobreza y otros 1.000 millones en pobreza. La pobreza extrema ha disminuido de forma significativa en varias regiones, sobre todo en Asia oriental, Asia meridional y el Pacífico, por el contrario, en el África subsahariana apenas se han logrado progresos y casi el 50% de la población sufre pobreza extrema. Teniendo en cuenta que este segmento de población depende fundamentalmente de la agricultura, esta actividad se convierte en fundamental a la hora de aliviar el hambre y la pobreza.

En el informe se explica cómo empieza la pobreza, apuntando que el origen se encuentra en las deficiencias en la salud y la nutrición durante los primeros años de vida de los niños, los pobres terminan atrapados en un círculo vicioso de hambre, salud precaria, baja productividad y por tanto pobreza. En este sentido, el desarrollo agrícola ha jugado un papel importante en muchos países para reducir la tasa de pobreza, pero la FAO apunta que aun con crecimiento económico fruto de la actividad, la lucha para escapar de la pobreza es lenta, la razón es que el crecimiento no es inclusivo, por lo que la protección social de poco sirve. Por otro lado, se apunta que muchos hogares que no son pobres presentan una vulnerabilidad a la pobreza cuando se hallan ante situaciones de crisis de una u otra naturaleza, se podría decir que viven al día y que cualquier problema trunca su marcha, una crisis puede provocar que un hogar caiga por debajo de la línea de la pobreza al haber perdido los ingresos y carecer de ahorros para poder superar las dificultades que se hayan presentado. Dichas crisis son difíciles de remontar y son duraderas en esas poblaciones que cuentan con muy pocos recursos.

FAO

La FAO explica que los programas de protección social se han incrementado y extendido con rapidez durante los últimos 20 años, estos comprenden tres líneas de actuación, la asistencia social, la previsión social y la protección del mercado laboral. Hasta 2.100 millones de personas reciben alguna forma de protección social, sin embargo, los niveles de cobertura de estos programas son menores en las regiones donde precisamente hay mayor incidencia de pobreza. De las tres líneas de actuación, la más común es la asistencia social, de ahí que el informe se centre sobre todo en ella.

La FAO considera que la protección social puede ayudar a reducir la pobreza y la inseguridad alimentaria. La prueba es que en el año 2013 este tipo de ayuda liberó a 150 millones de personas de la pobreza extrema, con esta línea de actuación se facilita que los hogares aumenten y diversifiquen el consumo de alimentos, lo que se traduce en efectos positivos para el bienestar de la infancia y de las madres, especialmente si los programas tienen en cuenta los aspectos de género o van dirigidos a las mujeres. Un ejemplo que podemos citar es el Proyecto Misola en la República de Mali (África) del que hablábamos en el año 2008 en este post. Como ya comentábamos anteriormente, el origen de la pobreza extrema se encuentra en las deficiencias en la salud y la nutrición durante los primeros años de vida de los niños, por lo que estos programas logran realizar una loable labor para evitar que la malnutrición materna e infantil perpetúe la pobreza de una generación a otra.

El informe es extenso, tiene 165 páginas y trata los siguientes puntos generales: la protección social y la agricultura para romper el ciclo de la pobreza rural, la protección social para la reducción de la pobreza rural y el aumento de la seguridad alimentaria, Lla repercusión potencial de la protección social en la inversión y el crecimiento, entender lo que funciona: repercusiones para el diseño y ejecución de programas, la protección social y el desarrollo agrícola, y finalmente ofrece las conclusiones sobre cómo aprovechar las sinergias entre las políticas de protección social y agricultura para romper el ciclo de la pobreza rural. Encontrareis estadísticas que muestran la proporción de población en cada país del mundo que vive con menos de 1’25 dólares al día. Las diferencias existentes entre quien vive en un medio rural o urbano, estadísticas sobre la mano de obra total y segmentada por géneros en la agricultura, el porcentaje de población que recibe cobertura de asistencia social, etc.

En el presente informe se considera que las medidas de protección social son las que lograrán ayudar a romper el ciclo de la pobreza y la vulnerabilidad en las zonas rurales, siempre y cuando se combinen con las medidas agrícolas y de desarrollo rural a un nivel más general. Leyendo detenidamente el informe se puede decir que queda mucho por hacer, las cifras muestran que el avance para mejorar la seguridad alimentaria y erradicar la pobreza ha sido lento, de hecho, esto es algo que ya se destacaba en el informe del año pasado, “Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2014”, que podéis consultar aquí.

A través de este enlace (Pdf) podréis acceder al informe completo del Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2015, a través de la página oficial de la FAO podréis conocer más detalles sobre la presentación de este informe.

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