Una investigación realizada conjuntamente por expertos de la Universidad de Luund (Suecia) y la Universidad de Columbia Británica (Canadá), ha identificado las cuatro acciones sobre el estilo de vida que tendrían un mayor impacto en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y que permitirían mantener muy por debajo de los 2º C el aumento de las temperaturas globales. Una de las claves para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es la dieta vegetariana, es decir, prescindir del consumo de carne y pescado, pero los expertos comentan que los políticos no están por la labor y centran sus esfuerzos en acciones que tienen un impacto poco significativo.
Según los investigadores, las cuatro acciones clave para reducir las emisiones de gases son: comer una dieta basada en alimentos vegetales que permitiría ahorrar el equivalente a 0’8 toneladas de CO2 al año, reducir el uso de transportes como el avión, medida que reduciría la liberación de gases en 1’6 toneladas anuales, evitar el uso de los coches que funcionan con combustibles fósiles, algo que permitiría evitar la liberación de 2’4 toneladas de CO2 al año, y agarraos, también la cuarta acción citada es tener menos hijos. Los expertos comentan que el tamaño de la familia importa y que tener un niño menos se traduce en un ahorro de 58’6 toneladas de CO2, aunque en este caso advierten que la reducción de estos gases en otras cuestiones podría facilitar que el impacto climático de un niño adicional fuera de hasta 17 veces menor de lo calculado.
Para la investigación se han analizado los resultados de 39 estudios científicos, calculadores de la liberación de carbono y la información procedente de fuentes gubernamentales, con esta información se pretendían identificar las opciones del estilo de vida de los países desarrollados que contribuirían a reducir más las emisiones de CO2. Los investigadores explican que existen muchos factores que afectan al cambio climático en cuanto a elecciones personales se refiere, por ello querían identificar esas elecciones y acciones que pueden ser significativas y marcan grandes diferencias.
A partir de este análisis se considera que las acciones personales tienen un mayor potencial para reducir las emisiones que las estrategias que actualmente se promueven. Por ejemplo, si se habla de reciclaje, se asegura que el reciclaje integral es cuatro veces menos eficaz que el hecho de evitar el consumo de carne. Si hablamos del uso de bolsas reutilizables para evitar el de las bolsas de plástico, esta acción supone un ahorro de cinco kilos de CO2 al año, lo que representa menos del 1% de efectividad en comparación con la adopción de la dieta vegetariana.
Los expertos aseguran que las recomendaciones que realizan los gobiernos para luchar contra el cambio climático en Canadá, Estados Unidos, Australia y la Unión Europea, pasan por alto en la mayoría de ocasiones las cuatro acciones clave que se han señalado en el estudio, lo que hacen es centrarse en acciones y pequeños cambios como el reciclaje o el cambio del tipo de bombillas que se utilizan, por lo que se considera que se trivializan las consecuencias del cambio climático. Una de las conclusiones que se obtienen de este estudio es la necesidad de que Gobiernos y otras entidades y organismos promuevan acciones individuales más eficaces para poder cumplir con los objetivos establecidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de París (COP 21).
Aquellas personas que desean dar un paso adelante y contribuir en la reducción de la liberación de los gases de efecto invernadero, deben saber qué acciones pueden tener el impacto más significativo, por ello, los resultados de esta investigación se presentan como un modo de poder tomar decisiones más informadas a la hora de colaborar para frenar el calentamiento del planeta. Los expertos reconocen que son opciones muy personales, pero no se pueden ignorar los efectos del cambio climático y el significativo impacto que tiene nuestro estilo de vida. Por ello, se considera que es importante que los jóvenes y las próximas generaciones establezcan unas pautas y patrones a lo largo de toda la vida, por lo que es necesario conocer qué acciones son más significativas y de mayor impacto en la lucha contra el cambio climático.
Los responsables del estudio reconocen que algunas de las acciones señaladas pueden ser impopulares o políticamente incorrectas, por ejemplo, el hecho de reducir el número de hijos, pero esto no justifica llevar a cabo acciones moderadas o de bajo impacto a expensas de las acciones que sí tienen un alto impacto y son efectivas para reducir la liberación de gases que favorecen el calentamiento de la Tierra.
Hablando de la dieta vegetariana como una de acciones clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, merece la pena recordar que en un informe elaborado por Oxfam, se advierte que los alimentos básicos, como pueden ser el arroz, el maíz o la soja, provocaban un enorme impacto medioambiental, generando un elevado nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. Oxfam recomendaba a la industria alimentaria que tomara medidas sobre este tema, ya que de lo contrario, sería imposible cumplir los objetivos marcados en Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de París. ¿Han tenido en cuenta los investigadores esta información? Y sobre la medida de reducir la descendencia, ¿han tenido en cuenta el envejecimiento de la población europea y los problemas que causa la limitación del reemplazo generacional?
Quizá no se ha analizado el tema con tanta profundidad como cabría esperar, decimos esto porque no aparecen otros factores asociados a la liberación de CO2 y que en cierto modo también están implicados con los hábitos y estilo de vida de los ciudadanos. Si queréis conocer todos los detalles de la investigación, podéis acceder a este artículo publicado en la página web de la Universidad de Lund, y a este otro artículo (Pdf) publicado en la revista científica Environmental Research Letters.
Foto 2 | CIAT
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