En Estados Unidos muchos restaurantes chinos tienen en su carta la sopa de aleta de tiburón, un plato habitual en los banquetes que se considera una delicadeza y símbolo de estatus en la cultura china. El uso de este producto es un tema muy debatido en el país, tanto en las comunidades científicas como en el mundo de la política, de hecho, anteriormente se habían presentado proyectos en la Cámara de Representantes y en el Senado con el objetivo de declarar ilegal el transporte, la comercialización y la posesión de aletas de tiburón, pero no prosperaron.
Ahora se ha puesto en marcha un nuevo proyecto de ley con el que se baraja una posible prohibición federal de comercio de aleta de tiburón en Estados Unidos. Salvo en 12 Estados del país, en el resto, consumir aleta de tiburón es legal, algo a lo que quieren poner fin quienes han presentado el proyecto. Los argumentos que lo respaldan son la gran cantidad de especies de tiburón que están amenazadas en todo el mundo, las prácticas crueles con las que los pescadores obtienen las aletas, pues una vez que capturan a los escualos, les cortan las aletas (aleteo) y los lanzan por la borda para morir en una larga agonía.
En el nuevo proyecto denominado “S.793 – Ley de Eliminación del Comercio de Aletas de Tiburón de 2017” que podéis consultar aquí, se exponen todos los argumentos para introducir una ley con la que no está de acuerdo todo el mundo. Se han realizado investigaciones que apuntan que una prohibición como la propuesta no evitaría la amenaza que se cierne sobre los tiburones, considerando que la mejor alternativa es la pesca regulada y sostenible, algo que las empresas pesqueras de Estados Unidos ya llevan a cabo, de hecho, una ley promulgada en el año 2000 prohibió la práctica del aleteo antes comentado.
Expertos de la Universidad Simon Fraser (Canadá) consideran que si se elimina el comercio de aletas de tiburón en el país, será más difícil que la iniciativa sea secundada por otros países. Los expertos explican que es mejor dar ejemplo de cómo se puede capturar tiburones de forma sostenible y mantener el comercio, que intentar que los demás países sigan prácticas sostenibles mientras en Estados Unidos se prohíbe la comercialización de este producto. Esta es una posición que no comparten otros investigadores, considerando que Estados Unidos debería liderar con el ejemplo a aquellos países que tienen recursos similares, a fin de que cumplan una gestión pesquera sostenible.
Pero lo cierto es que los intereses de los países son diferentes, igual que la cultura y las tradiciones, estas políticas sostenibles no funcionarían. Oceana, la mayor organización internacional que se dedica a la protección de los ecosistemas marinos, a la conservación de los océanos y de las especies marinas amenazadas que los habitan, se ha opuesto a esa idea de no prohibir el comercio de aletas de tiburón como sostienen expertos como el biólogo marino David Shiffman (Universidad Simon Fraser), argumentando que si se permiten las importaciones de aletas de tiburón de países que no tienen prácticas sostenibles, como es el caso de China, se es cómplice de la captura de especies en riesgo y se tolera la falta de regulaciones en la pesca de los escualos.
Para tener una idea de lo que es el aleteo o el cercenamiento de las aletas de tiburón, a continuación podéis ver un fragmento del documental “Sharkwater”, en el que se puede ver cómo se lleva a cabo esta práctica y qué se hace con los tiburones.
Oceana apoya la prohibición federal de comercio de aletas de tiburón, considerando que Estados Unidos debería eliminar por completo la demanda de este producto, ya que es uno de los principales motores de la disminución de la población de tiburones. La organización considera que se trata de un problema global al que hay que dar una solución global, pero como ya hemos comentado, esto es algo complicado. Muchos investigadores apoyan el proyecto de ley e incluso han escrito una carta de apoyo que podéis consultar aquí (Pdf), haciendo un llamamiento a la conservación de los tiburones, considerando que hay que actuar cuanto antes.
Según explican aquí, Investigadores especializados en la gestión pesquera como Shelley Clarke, que trabajan en colaboración con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y que han estudiado el comercio de aletas de tiburón en Hong Kong, se muestran escépticos ante la idea de que Estados Unidos salga del comercio de aletas de tiburón por completo. Consideran que el camino es la sostenibilidad, centrándose en los pescadores y en sus prácticas, por ello, trabaja con pesquerías para determinar cuántos tiburones se capturan y qué especies están en peligro para poder determinar cómo manejar las poblaciones mediante medidas como los límites de capturas.
Lo cierto es que el comercio de aletas de tiburón está siendo presionado en todo el mundo, cada vez son más las compañías que prohíben el transporte de aletas como respuesta a la presión que están ejerciendo asociaciones y organizaciones como Oceana. Incluso el gobierno de Hong Kong (uno de los centros neurales del comercio de aletas) dejó de servir aleta de tiburón en eventos oficiales y citó en parte preocupaciones de conservación. Estos argumentos tienen suficiente peso como para que se lleve a cabo una prohibición en Estados Unidos con la esperanza de que cada vez más países secunden la iniciativa.
Además de los argumentos medioambientales, se pueden tener en cuenta otros de carácter saludable para no consumir aleta de tiburón, se puede citar como ejemplo este estudio de la Universidad de Miami en el que se detectó que en las aletas de tiburón había altas concentraciones de BMAA, una neurotoxina producida por cianobacterias que se asocia al riesgo de sufrir diversas enfermedades neurodegenerativas, además, contienen una elevada concentración de mercurio. No tardaremos en saber si la iniciativa prospera o si, por el contrario, ocurre como con las anteriores, que cayeron en saco roto.
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