Seguramente las personas que llevan una dieta vegetariana o vegana conocen perfectamente qué es el rawmesan, aunque hay que decir que no es ningún término registrado en el diccionario, y tampoco es que esté demasiado extendido. Pero el saber no ocupa lugar, y además, seguramente cuando conozcáis en qué consiste, muchos de vosotros adoptéis este término que está formado por dos palabras inglesas, raw y mesan. Raw significa crudo y mesan está extraído de parmesan (queso parmesano).
Para quien no lo sepa, hay una filosofía de vida y alimentación que además de basarse en el veganismo, se basa en la alimentación cruda, es decir, no consumen nada que se haya cocinado o que haya pasado de una temperatura superior a la que produce el sol, alrededor de los 40º C. Quienes llevan este tipo de alimentación se autodenominan crudiveganos o raw vegan, y evidentemente, tienen una dieta más limitada que las personas que llevan una dieta libre, por ello buscan alternativas que se adapten a su estilo de vida, simulando alimentos que les gustaría consumir pero que no entran dentro de su filosofía.
Con el rawmesan pretenden disponer de la versión crudivegana del queso parmesano. Hay personas que simplemente le llaman parmesano vegano, pero recordemos lo sucedido en Alemania, donde no se puede denominar queso a un producto que no lo es, pues puede confundir a los consumidores. Claro, estamos hablando de los productos comerciales y de la ley que protege el uso de los términos lecheros, entre otras cosas, para que los productos alternativos no se aprovechen de la reputación de los productos lácteos para vender más.
Seguramente en el mercado también venderán rawmesan o ‘parmesano vegano’, pero lo desconocemos, nos interesa más la elaboración casera. Y buscando un poco de información en internet nos encontramos con distintas recetas para hacer este ‘falso queso parmesano rallado’. Sorprendentemente todos dicen que el sabor de la preparación vegana se acerca mucho a la del queso parmesano, lo que nos sorprende simplemente por el hecho de ser recetas tan diferentes, no pueden tener un sabor común.
Pero de entre las distintas recetas de rawmesan que encontramos, la más popular es la que se elabora con estos cuatro ingredientes: Anacardos, levadura de cerveza (también denominada levadura nutricional), sal y ajo en polvo. Otras recetas utilizan pipas o semillas de girasol en lugar de anacardos, o de sésamo, o de lino, o una mezcla de ellas, le añaden cúrcuma e incluso canela… Hay quien argumenta que lo que aporta el sabor a parmesano es la levadura de cerveza (si la habéis probado dadnos vuestra opinión, a nosotros no nos sabe a queso), por lo que las semillas utilizadas deben ser más bien de sabor suave, lo que más se valora en este caso son las propiedades nutricionales, y las semillas son pequeñas joyas con muchos beneficios para el organismo.
Dicho esto, el rawmesan no sólo es apreciado por vegetarianos, veganos y crudiveganos, también por quienes llevan una dieta saludable en la que se intenta que todo lo que se come aporte nutrientes beneficiosos para la salud, evitando grasas menos saludables como las que aportan los quesos, y en este caso se consigue, sustituyéndolo por las beneficiosas grasas de las semillas. Recordemos que los anacardos, aunque se consideran frutos secos, son semillas, podéis leer más sobre ello en este post.
Pues bien, ya sabemos que el rawmesan es la versión vegana del queso parmesano en su formato rallado, y en breve os vamos a proporcionar la receta que nosotros hemos preparado para probarlo, así como ideas para consumirlo. Evidentemente no se funde, por lo que es un alimento rico y nutritivo, un potenciador de sabor saludable para condimentar platos de pasta, de verduras y hortalizas, para hacer salsas o pestos… ¿Alguno de vosotros lo consume habitualmente?
Foto | Orionpozo
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