En el Reino Unido se ha hablado en numerosas ocasiones de la introducción de un impuesto en los refrescos y bebidas azucaradas con el propósito de reducir el consumo y mejorar la salud de la población, pero ninguna de las solicitudes ha prosperado. El mes pasado Jamie Oliver era noticia por haber introducido un “impuesto” de 10 peniques en los refrescos, en sus restaurantes del Reino Unido, con el propósito de enviar al Gobierno del país un mensaje para que de una vez tome medidas reales que puedan frenar el sobrepeso y la obesidad infantil.
Pues bien, ahora podemos saber que la BMA (Asociación Médica Británica), a través de un informe que se presentará hoy, solicitará un impuesto en los refrescos para financiar los alimentos saludables, recordemos que en la mayoría de ocasiones, cuando se ha tratado el tema siempre se ha hablado de un gravamen para frenar el consumo a fin de evitar el aumento de la la tasa de obesidad en el país, se ha propuesto la medida para subvencionar el Sistema Nacional de Salud, destinar el dinero recaudado a subvencionar programas educativos, etc. Con un incremento del 20% del precio de estas bebidas, la BMJ considera que se lograría reducir la prevalencia de la obesidad en unas 180.000 personas y a la vez, se mejoraría la alimentación de las familias con economías más limitadas para que tuvieran acceso a frutas y hortalizas, alimentos que forman parte de una dieta saludable.
Una de las medidas que se puede considerar más disparatada para mejorar la salud de la población fue propuesta recientemente por uno de los responsables de la empresa británica Park Acre, proponía que las personas que sufren obesidad en el Reino Unido pagaran más al Servicio Nacional de Salud, argumentando que estas personas abusan con toda intención, comen mal y no realizan ejercicio físico regularmente. Es decir, están obesos porque quieren y su problema se traduce en un mayor gasto para el sistema sanitario del país.
En todas las ocasiones se ha propuesto el impuesto con argumentos de todo tipo, pero los líderes políticos han asegurado que no tenían intención de gravar alimentos y bebidas para mejorar la salud de los habitantes del país, ya que no han creído en esta medida. Algunos expertos y otras organizaciones han apostado por bajar el precio de frutas y verduras, a pesar de que sabían que no se lograría que se aplicase una política para equilibrar la fiscalidad entre alimentos saludables y bebidas y refrescos azucarados. Ahora a esta solicitud se suma la BMJ con un planteamiento más coherente que el que han dado en otras ocasiones.
La Asociación Médica Británica argumenta que en el año 2030 se prevé que un tercio de la población sufrirá sobrepeso u obesidad y es necesario tomar medidas contundentes cuanto antes para evitarlo, apuntan además la necesidad de introducir la asignatura de nutrición en las escuelas como estrategia preventiva, esto permitiría mejorar la alimentación de las próximas generaciones. En el informe titulado Food For Thought se explica que los alimentos y bebidas de una dieta saludable cuestan el doble que los alimentos y bebidas considerados poco saludables, a esto hay que sumar que este segundo grupo de productos ha reducido su coste con el paso del tiempo, lo que incrementa la diferencia de precios entre ambos grupos, favoreciendo notablemente a los productos poco saludables.
Un impuesto mínimo de 20 peniques (unos 28 céntimos de euro) en todas las bebidas azucaradas ayudaría de forma significativa a reducir el precio de frutas y verduras. En el informe se asegura que los médicos saben que en la mayoría de los hogares del país no consumen suficientes frutas y verduras, por lo que se considera además, la inclusión de otras medidas financieras para subvencionar los alimentos saludables, algo necesario teniendo en cuenta que estos alimentos han experimentado un aumento de precio del 30% desde el año 2008. La BMA propone otras medidas, como la prohibición de la comercialización de productos poco saludables a niños y jóvenes en las escuelas, limitar la publicidad de estos productos y llevar a cabo más campañas que promuevan la dieta sana y equilibrada pero con una orientación efectiva, ya que todas las campañas realizadas con anterioridad han demostrado ser ineficaces.
La Asociación Médica Británica critica al Gobierno del Reino Unido por haber puesto demasiado énfasis en la participación de la industria alimentaria en el desarrollo de la política alimentaria del país, esto es algo lógico, de hecho, deberían haber estado al margen en el desarrollo de este tipo de políticas, ya que son parte interesada y su cometido es beneficiar la comercialización de sus productos. La BMA ha sido la última organización en solicitar esta medida y ahora argumenta la efectividad del impuesto citando los resultados que se han obtenido en México con su aplicación, aunque recordemos que este país no subvenciona los alimentos saludables.
Por supuesto, el informe de la BMA ha tenido respuesta por parte de la Federación de Alimentos y Bebidas (FDF), según leemos aquí, esta organización asegura que comparte las preocupaciones de los especialistas médicos, sabiendo que niños y jóvenes necesitan una dieta y un estilo de vida más saludable, sin embargo, argumentan que sus productos ya están gravados con un 20% y que no se ha demostrado que este tipo de medidas puedan ser eficaces (parece que obvian el ejemplo de lo ocurrido en México). En definitiva, cada vez suena con más fuerza la solicitud para aplicar un impuesto en las bebidas azucaradas, y la subvención de los alimentos saludables es una medida que se ha demostrado ser efectiva. Veremos cuál es la respuesta del Gobierno británico.
Foto | Guillermo Moratalla
Impuesto en los refrescos para financiar los alimentos saludables en el Reino Unido
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