En el mes de junio podíamos saber que la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) consideraba que los aceites parcialmente hidrogenados, fuente dietética de las grasas trans artificiales que están presentes en muchos alimentos procesados, no son seguros para el uso en productos alimentarios, por ello daba un plazo de tres años para que la industria alimentaria cambiara la formulación de sus productos y fueran eliminados. Ahora, la Sociedad de Cardiología Europea (ESC) solicita que se siga el ejemplo de la FDA y se prohíban las grasas trans en Europa.
La ESC ha acogido con satisfacción la decisión tomada por la agencia estadounidense y pide a los responsables políticos comunitarios, que pongan en marcha y con carácter urgente, una regulación para la prohibición de las grasas trans, consideradas muy dañinas y causantes de enfermedades cardiovasculares. Si bien es cierto que durante los últimos años se han realizado reducciones voluntarias de la industria alimentaria del contenido en aceites parcialmente hidrogenados por los problemas de salud que acarrean, siguen estando presenten en varios productos (especialmente alimentos preparados, snacks y bollería industrial) y sobre todo de países de Europa del Este.
Como ya explicábamos anteriormente, la hidrogenación es el proceso por el que los aceites se transforman en grasas sólidas con la ayuda de un catalizador y la adición de hidrógeno a altas presiones y temperaturas. Mediante este proceso se saturan los enlaces insaturados del aceite, aumentando su punto de fusión, lo que facilita la solidificación de los aceites para proporcionar mayor estabilidad oxidativa al eliminar los ácidos linoléico y linolénico, responsables del deterioro de un alimento por oxidación. De este modo se otorga al producto mejor textura y “frescura”, lo que facilita su uso en la industria alimentaria que se dedica a la elaboración de productos comerciales de pastelería, comidas preparadas, alimentos procesados, etc.
La Sociedad de Cardiología Europea explica que los ácidos grasos trans provocan un aumento de la concentración de lipoproteínas de baja densidad en la sangre, por otro lado se produce una disminución de la cantidad de lipoproteínas de alta densidad o “colesterol bueno”, el resultado es que se incrementa el riesgo de sufrir diferentes enfermedades cardiovasculares. La ESC comenta que este tipo de enfermedades son la principal causa de muerte en Europa, cada año se producen más de 4 millones de muertes a causa de las enfermedades cardiovasculares en toda Europa, de ellas, más de 1’9 millones se producen en los países de la Unión Europea. Afinando un poco más, las enfermedades cardiovasculares provocan el 47% de todas las muertes europeas y un 40% de las muertes que se producen en la UE.
Existen claras diferencias en la tasa de mortalidad entre países, el actual consumo de ácidos grasos trans en el este y el sudeste de Europa es más elevado, en cambio en países como Hungría, Austria y Dinamarca es menor y la razón es que son los únicos tres Estados miembros de la UE que han adoptado una legislación que restringe las grasas trans de producción industrial en la cadena alimentaria. Desde hace varios años se han realizado numerosas recomendaciones para que las grasas trans se prohibieran en la UE, el Parlamento Europeo realizó la recomendación en el año 2008, y en el año 2009 la OMS (Organización Mundial de la Salud) concluyó en un informe que toda la documentación científica sobre las grasas trans era más que suficiente para recomendar que se eliminaran de los alimentos.
El año pasado la OMS volvió a realizar un llamamiento para que se llevara a cabo una prohibición total de las grasas trans en toda Europa, recomendación que hacía en el Plan de Acción Europeo de Alimentación y Nutrición 2015-2020 que podéis consultar aquí (Pdf). La Sociedad de Cardiología Europea considera que es necesaria una intervención reguladora para poder garantizar que los ciudadanos de la Unión Europea pueden reducir de forma eficaz el consumo de grasas trans.
Ahora bien, en el caso de que se llevará a cabo una regulación, esperemos que no se parezca a la puesta en marcha por la FDA, recordemos que hay quien opina que en realidad no se trata de una prohibición, ya que la FDA podrá aprobar el uso de grasas trans en casos concretos. Algunas empresas alimentarias podrán realizar una solicitud para utilizar los aceites parcialmente hidrogenados como un aditivo, y será la FDA la que se encargue de analizar cada solicitud y si su uso se puede considerar seguro. Esto es una contradicción si nos basamos en las declaraciones de la agencia estadounidense, además no existe un nivel de consumo que se pueda considerar seguro, si la FDA aprueba algunas solicitudes ya no se trata de una prohibición tajante.
Esperemos que en el caso de poner en marcha una legislación contra las grasas trans en la Unión Europea sí sea tajante y no se contemple ninguna excepción. Podéis conocer más detalles de la recomendación de la ESC a través de este artículo publicado en la página de esta sociedad.
Foto | Mr.TinDC
La Sociedad de Cardiología Europea quiere que se prohíban las grasas trans en Europa
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