Hace dos días os hablábamos del nuevo Proyecto de Ley del Reino Unido para instalar cámaras de televisión en los mataderos, medida que entrará en vigor el próximo mes de mayo y que ha tenido, supuestamente, muy buena acogida por la industria cárnica. Según el Secretario de Medio Ambiente, Michael Gove, la Asociación Británica de Procesadores de Carne y la industria cárnica en general, esta medida asegura que se están cumpliendo los más altos estándares en lo que respecta al bienestar animal, apoyando a la actual producción alimentaria que cuenta con elevados estándares de calidad.
Nosotros cuestionábamos las declaraciones por la gran cantidad de escándalos alimentarios que se han producido en el país como bien recordaréis, pues hoy podemos saber que más de la mitad de las plantas procesadoras de carne del Reino Unido, concretamente un 60’5% de las que se encuentran en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, incumplen las normas de higiene y seguridad. Este es el resultado de un nuevo informe resultante de la investigación realizada por los periodistas del periódico digital The Guardian y la Oficina de Periodismo de Investigación (Bureau of Investigative Journalism), que dejan en evidencia las declaraciones del Secretario de Medio Ambiente y de otros sectores de la industria cárnica.
Según la investigación, los datos de la FSA (Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido) revelan que cada semana, entre el año 2014 y el año 2017, se han estado produciendo una media de 16 infracciones graves de seguridad en las plantas procesadoras de carne. Los datos son alarmantes y ponen en entredicho las declaraciones antes comentadas sobre esos “elevados estándares de calidad”. Las inspecciones se realizaron en 890 procesadores de carne, encontrando que en 540 (60’5%) habían cometido al menos una infracción importante de las normas de higiene o seguridad alimentaria.
Se ha descubierto que Russell Hume, proveedor de carne al que la FSA prohibió distribuir sus productos a primeros de año y además tuvo que retirar los abastecidos a cadenas de restaurantes como Jamie Oliver’s Italian y Wetherspoons por el incumplimiento de las normas alimentarias, tuvo continuas brechas de seguridad en el periodo analizado. En su momento Russell Hume mostró indignación declarando que tenía una reputación intachable, reputación que quedó en entredicho con las inspecciones sorpresa de la FSA. Esta agencia determinó que en la mayoría de las plantas cárnicas, tanto en las cámaras frigoríficas donde se almacena la carne, como en las instalaciones donde la carne se prepara y procesa, habían cometido al menos un incumplimiento grave de las normas de higiene y seguridad alimentaria.
En total se han registrado 2.600 infracciones graves durante las auditorías realizadas en 540 de las 890 plantas procesadoras de carne, entendiendo que infracción grave se define como un problema que compromete la seguridad alimentaria y la salud pública. Algunas de las infracciones detectadas afectaban al mantenimiento de controles de temperatura legales, a la prevención de la contaminación cruzada, a la garantía de la higiene ambiental y a la gestión de los sistemas de inocuidad de los alimentos. Esta situación plantea serias dudas sobre el sistema de la FSA para controlar la higiene y la seguridad alimentaria, los datos son impactantes y evidencian un problema de fondo, los recortes presupuestarios realizados por el Gobierno en la última década en aquellos organismos que se encargan de controlar la seguridad del sistema alimentario, pasan factura.
Lo que resulta más curioso y también más gracioso es que empresas como Russell Hume culpan a la FSA por el manejo de la situación y el colapso que ha sufrido la empresa, no queriendo asumir su responsabilidad en todos los errores de seguridad que se han detectado. Quien ha cometido las infracciones es la empresa y no tiene sentido culpar a la FSA, son declaraciones sin sentido que no le libran de su culpa. La FSA comenta que se llevan a cabo miles de auditorías e inspecciones sorpresa en las plantas procesadoras de carne, y cuando se detecta un problema grave, se aplican de forma inmediata las medidas oportunas, sin embargo, durante el periodo estudiado,donde se detectaron tantos errores, las plantas continuaron trabajando.
Basta con saber que Russell Hume nunca fue procesada por delitos de seguridad alimentaria o de higiene y la FSA no aplicó ninguna medida disciplinaria contra la empresa durante el periodo en el que se detectaron los problemas de seguridad. El escándalo destapado muestra que los problemas en la industria alimentaria, pueden ser más mayores de lo que inicialmente se creía, por ello, la FSA se ha reunido recientemente con la industria cárnica para discutir el problema y darle solución.
Aquí leemos que se pide a los consumidores que tengan confianza en el sistema, diciéndoles que se están tomando las medidas oportunas contra las empresas que acumulan un mayor número de incumplimientos. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, los escándalos alimentarios por la carne se suceden en el Reino Unido, todo un conjunto de problemas que, en nuestra opinión, demuestra que el sistema de control no es eficaz por mucho que ahora se empeñen en declarar lo contrario.
Os invitamos a leer con detalle este artículo publicado en Bureau of Investigative Journalism sobre este tema, su lectura no hace más que confirmar que, con demasiada frecuencia, los productos cárnicos son causa de riesgo para la salud de los consumidores y un motivo serio de desconfianza en el sistema alimentario.
Foto 2 | Anthony Albright
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