Entre las recetas de magdalenas que hemos compartido con vosotros y las que vosotros, los lectores, habéis compartido en la sección Hoy Cocinas Tú, disponemos de un amplísimo recetario de este tipo de bizcochitos individuales. Siempre habíamos comentado que es mucho mejor disfrutar de unas magdalenas hechas en casa que de las compradas, ahora además vamos a añadir que este tipo de dulces es mejor tomarlos ocasionalmente, pues para desayunar a diario es preferible elegir opciones más saludables.
Así que para esos días en los que vamos a desayunar o merendar unas magdalenas caseras hay que ponerse primero el delantal y después tomar nota de recetas como la de estas magdalenas con miel que comparte con nosotros Vanessa Ruíz, quien nos cuenta que en su casa ya no entran las magdalenas comerciales, y eso que toda la familia son unos locos por este producto de repostería.
Ingredientes (14 uds.)
- 100 gramos de azúcar
- 3 huevos
- 1 yogur natural o de limón (125 gramos)
- 100 gramos de miel
- 80 gramos de aceite de girasol
- 250 gramos de harina
- ½ sobre de levadura química.
Elaboración
Ponemos en un bol el azúcar y los huevos y batimos bien hasta que los huevos estén blanquecinos. Añadimos el yogur, la miel y el aceite de girasol, volvemos a batir.
Tamizamos la harina con la levadura y la mezclamos con los huevos suavemente, sin batir demasiado. Dejamos reposar la masa en la nevera una media hora, hasta que el horno se caliente.
Encendemos el horno con calor arriba y abajo a 200º C. Cuando falte poco para que esté caliente, vertemos la masa de las magdalenas en las capsulas de papel que previamente habremos colocado en un molde rígido para que el papel no se abra durante el horneado.
No hay que llenar las cápsulas del todo, sólo un poco más de la mitad, y ponemos una pizca de azúcar en para hacer una cortecita dulce en el copete. Introducimos la bandeja de magdalenas en el horno y las dejamos unos 20 minutos, deben haber subido y estar doradas.
El tiempo puede variar según el horno, pero es fácil ver cuando están hechas. En ese momento, sacamos las magdalenas del horno y las dejamos enfriar sobre una rejilla.
Cuando las magdalenas estén frías, ya se pueden comer, están tiernas y riquísimas.
Vanessa Ruíz
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