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domingo, 14 de febrero de 2016

Sigue sin cumplirse la normativa de las aceiteras irrellenables dos años después

Normativa AOVE en hostelería

El próximo 1 de marzo hará dos años de la entrada en vigor de la normativa de las aceiteras irrellenables, el Real Decreto 895/2013 de 15 de Noviembre, recordemos que la fecha inicialmente establecida era el 1 de enero de 2014, pero se rectificó para proporcionar un periodo de transición de dos meses, aunque en realidad parece que han dado un periodo de transición de dos años o más, porque sigue habiendo prácticamente el mismo número de establecimientos de hostelería rellenando sus aceiteras, como mucho han sustituido los convoys (vinagrera, aceitera, salero, pimentero) por botellas de cristal de aceite de oliva virgen extra a los que les extraen el tapón dosificador para rellenarlas.

Y que nos perdonen, pero ahora es mucho peor coger la botella y apetece muy poco aderezar unas tostadas en el desayuno o una ensalada (en algunos establecimientos, claro, no hay que generalizar), pues las botellas no se pueden limpiar como las aceiteras, a menudo están grasientas, las etiquetas brillan mientras el cristal está opaco, lleno de huellas y vete a saber qué.

Insistimos, esto no sucede en todos los bares y restaurantes que siguen rellenando sus aceiteras o botellas de aceite, pero seguro que todos conocéis alguno de estos establecimientos. Y dicho sea de paso, los que rellenan botellas que en su día fueron llenadas por primera vez con aceite de oliva virgen extra, que en teoría tienen el tapón irrellenable y una etiqueta en la que luce (o no luce) la descripción ‘aceite de oliva virgen extra’, y lo hacen con un ‘aceite de oliva’ o un ‘aceite de oliva virgen’ a secas, se puede pensar que intentan engañar al consumidor y a una posible inspección.

Preferimos que rellenen los clásicos convoys o que utilicen el truco proporcionado por la Asociación de Restaurantes Sostenibles de añadir hierbas aromáticas, guindillas, ajos u otros condimentos al aceite, de este modo lo que se ofrece es un aderezo, por lo que no incumplen la normativa y los consumidores sabemos que no nos están intentando engañar. También hay que decir que esto no implica que los hosteleros no utilicen aceite de oliva virgen extra, muchos lo reciben envasado en garrafas porque les resulta más económico y tienen que rellenar aceiteras para servirlo en la mesa, pero otros sí utilizan los aceites de menor calidad y menos saludables.

Y como para algunos aún hay dudas sobre las calidades de los aceites de oliva, no está de más dar un repaso y recordar o descubrir las características nutricionales del aceite de oliva, de sus variedades y de algunos de sus efectos sobre la salud. Ya sabéis que todas las propiedades saludables que se otorgan al zumo de aceituna hacen referencia al aceite de oliva virgen extra (AOVE), no a los de categorías inferiores. Os recomendamos leer un artículo o fascículo del CSIC escrito para ayudar a los consumidores, podéis acceder a él a través de este enlace (Pdf).

El caso es que sigue habiendo consumidores que no saben que en los establecimientos de hostelería deben ofrecerles aceite de oliva virgen extra para aderezar sus platos, y quien lo sabe y ve que no es así, generalmente lo pasa por alto. Incluso los organismos que tendrían que preocuparse de que se cumpla la ley parece que no hacen nada, pues ya son varias las denuncias que se han puesto por parte de organizaciones agrarias como ASAJA, o el mismo sector productor.

Claro, al sector hostelero no le ayudan los altos precios del aceite de oliva en general, y esto no es nuevo, el día en que entró en vigor la normativa de las aceiteras irrellenables, después de que el sector HORECA apurara hasta el último momento para realizar el cambio de aceiteras por botellas o unidosis de AOVE, hablamos sobre la opinión de Infaoliva, la Federación Española de Industrias Fabricantes de Aceite de Oliva, que afirmaba que el coste del uso de las aceiteras irrellenables era asumible, pero está claro que se equivocaban. Los hosteleros respondieron que el coste de este aderezo podría ascender unos 400 euros al año, y tal y como estaba el sector, la crisis, etc., no era como para cargárselo al cliente.

Precisamente esta Federación es la que decía que iba a controlar que se cumpliera la normativa, nos gustaría saber qué están haciendo para ello, si están realizando las prometidas inspecciones y si se ha sancionado o alertado a algún establecimiento por no cumplir con la normativa, aunque son tantos que seguro que no darían abasto. También nos preguntamos quién ha salido ganando con todo esto, porque el sector productor afirma que no, el hostelero está claro que tampoco, y nosotros los consumidores…

Foto | Vassills

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